A mí lo que me gusta del sector opositor no es solo su irrefrenable odio contra la Cuarta transformeichon sino su fe en que si porfían, aunque sea a lo buey, matarán venado. Sin embargo, es el momento de afinar el armamento, de darle una limpieza general a los instrumentos de la batalla porque ya tiene rato, quizá desde al otro día de la derrota electoral del 2018, que dieron claros signos de seria fatiga de los materiales. La verdad, yo pensé que las cosas se iban a refrescar con la llegada de jóvenes valores Bacardí del CIDE, noble institución donde forjan las mujeres y los hombres de una patria más fuerte y mejor, pero no. Tristemente, algunos de sus egresados no han estado a la altura de las circunstancias.
Más aún cuando afirman que durante el idílico periodo prianista, vivieron una época dorada de la libertad de expresión y que ahora, bajo la dictadura del sátrapa de Macuspana, se les va en puro llorar. No es por intrigar, pero debe haber algo medio mal en el modelo educativo, a menos que lo hayan diseñado Brozo, el Trujillo tenebroso, y Carlos Loret se Autoinmola. Y aunque todos sabemos que en aquellos años maravillosos que evocan como si hubieran crecido en Eurodisney, no era imposible que una crítica al poder te podía costar por lo menos una calentadita en Tlaxcoaque. Quizá les haga falta incluir en el programa de estudios, al menos, la novela de Enrique Serna El vendedor de silencio, o algo que vaya más allá que las sobras complejas de Jacobo Zabludovsky. Neta que sí los imagino celebrando que, gracias a la valentía de los republicanos, Donald Trump se salvó del impeachment y se prepara para ser el Claudio X. González de Joe Biden.
No voy a dar nombres, pero sugiero de la manera más respetuosa a las autoridades de ese centro del saber que se deslinden de estas personas porque me lo están sonsacando. ¿Qué va a decir la gente? Que no se educaron en una escuela, sino en un capítulo de La rosa de Guadalupe.
Al rato van a salir −con el mismo empeño con el que impugnaron los medicamentos rusos porque te volvían comunista y que no hay vacunas contra el covid porque las buscaron en el departamento de carnisalchichonería de La Cómer y no se las dieron− que por culpa de las vacunas que acaban de llegar de India los mexicanos van a dejar de rendirle culto a la Virgencita de Guadalupe para decantarse por Shiva y su rebaño sagrado.
Que Brahma y Ganesha los perdonen, porque yo no puedo.
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