La verdad verdad, si me encogió el corazón la senadora Patricia Mercado de Movimiento Ciudadano cuando, al ritmo naranja naranja, lloró amargamente porque debido al maldito plan B, el distinguido secretario ejecutivo del INE —Edmundo Jacobo, que a todos hacía bobos— tuvo que dejar su zona de confort donde ganaba un muy exiguo peculio que le permitió vivir como pachá. Ni mi Tatankita Córdova hizo tanto melodrama ranchero por su cómplice con el que, codo a codo, eran mucho más que dos.
Se marchó, gritó y se derramaron fake news, para impedir que el autócrata cumpliera su cometido bestial de dejar desempleado a esta notabilísimo funcionario de la burocracia dorée, pero tristemente se salió con la suya. No se vale, fue un paladín de la equidad que se reunía en la intimidad de su pequeño palacete con altos personajes del PRI, PAN y PRD. Bueno, era tan demócrata que hasta a Chucho Zambrano invitaba, aunque electoralmente valiera pura morralla.
Como lloró doña Paty, ni López Portillo lloró tanto al final de su sexenio (justo en medio de la más desastrosa crisis de economía priísta, después del horror de diciembre que hermanó a Salinas y a Zedillo) cuando para justificarse afirmó: “Soy responsable del timón, pero no de la tormenta”.
Bueno, ni mi Santi Creel, que es tan sensible, hizo tanto drama cuando AMLO no peló su reto que era como de la secu. Me gusta que ahora sea tan girito y tan retador, pues en los tiempos de sus héroes Calderón y García Luna, de haberlo intentado habría acabado en el Cerro de las Campanas. Creel, no hay duda, es el Alfredo Adame de la política ultraderechosa.
O sea, mucho show, nada más falta que Ana Gabriel se ponga a cantar la de “Hiel como tú”. La neta, los opositores deberían de tener el señorío de la magistrada Norma Piña que, en dos meses, ha hecho más por el sector opositors que Claudio XXX y sus paleros mediáticos y políticos. ¡Bravo!
Ante el pitorreo, la senadora Mercado siempre puede alegar que le dolió lo de Edmundo Jacobo porque ya le tocaba lo de la tanda.
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Amigas, amigos, amiguis, amigues, amix todos, les cuento que a mi corta edad ejerzo de cabaretero con mis queridas Nora Huerta y Cecilia Sotres, las míticas Reinas chulas, en El Vicio Teatro, ubicado en Madrid 13 en la hermana república de Coyoacán. La obra se llama Los daños maravillosos y es un viaje mágico y pernicioso por el Monrealismo fársico, el KukluxPAN, el PeRDeré y él PRIcámbrico temprano. ¡CAÍGANLE!
Jairo Calixto Albarrán@jairocalixto
