Nunca había oído hablar de Botellita de Jerez hasta que un jueves al mediodía de 1983 los vi en la Facultad de Economía. Fue fascinante ver a los amos del charrocanroll rifándosela con aquello de matola, violola con una pistola. Luego me fui topando a la banda en antros y conciertos donde su humor despatarrado y manchado se abría paso por la jungla solemne que suele devorar al tiempo mexicano. Pienso en aquella madrugada en el legendario Rock Stock cuando después de su paso por el escenario me encontré al gran Mastuerzo, mingitorio con mingitorio, solo para recibir en ese breve espacio grandes lecciones de sarcasmo que me han preparado para afrontarlo todo con ánimo festivo.
Hoy el siempre admirado Francisco Barrios, mejor conocido como el Mastuerzo, que andaba muy apagadón después del fallecimiento del maese Armando Vega-Gil, rompió todas las redes sociales y sensuales con uno de los grandes pitorreos del momento al confrontar su estilo de vida más bien bohemio y atrabancado, con el Tik Tok de Bárbara de Regil, representante categórica del imperio de los aerobics, la alimentación megasana y los dientes rechinando de limpio, a través del menosprecio de la vitamina T, tacos, tlacoyos, tortas y tecates.
Mientras la intérprete de Rosario Tijeras aparece en pantalla chapoteando en los artificios del entusiasmo, gritando: “¡Actitud, actitud, actitud!”, cual animadora de balneario, sonriendo como zombi de la salud mostrando su dentadura perfecta, el gran maese —que en la contingencia anda cual panda en cautiverio— se queda echado en su sillón, fingiendo festivamente que hace ejercicio y luego prendiendo alegremente una bacha.
Un antídoto contra el imperio de ese bienestar plástico de la vigorexia desprovista de ataraxia por sobredosis de genuflexia.
Inspirado por el Mastuerzo, casi que me gustaría rendirle homenaje a su acto cuando Ciro Murayama y su gemelo diabólico de la nueva banda TimbirINE afirma con los ojos desorbitados que los partidos políticos no pueden ser solidarios y compartir la mitad de sus recursos con los mexicanos, que es tabú. Lo mismo que con aquellos pinochetistas-empresariales andan haciendo melodramas rancheros por doquier, mientras esconden sus millones bajo el colchón en su calidad de melancólicos del prianismo.
Gracias al Mastuerzo he aprendido que entre Bárbara de Regil y la alcaldesa de Metepec, en su papel de marvelesca Susana Distancia, mejor siempre la segunda.
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@jairocalixto
