La canalla se ceba contra uno de los abogados más probos de la historia, y no me refiero a Javier Coello Trejo, que está en un estatus superior en el nirvana de los licenciados, sino al venerable y otrora temible Juan Collado que, a pesar de su leyenda y vida de pachá, va a pasar un tiempo en el tambo hasta que se aclare su condición legal. Digo, no hay de qué preocuparse si se escapó de un matrimonio para evitar la densidad familiar y pudo lidiar con clientes como los Salinas, que deben ser un auténtico plomo encarnado, sin olvidar la monserga de divorciar a mi licenciado Peña, seguramente encontrará una salida honrosa para esta triste historia de lavado de dinero con Julio Iglesias cantando aquello de que por andar jugando con empresas fantasmas “me olvidé de vivir”.
Así, maldición eterna para quienes afirman que don Juan desvió 100 mdp para la campaña blanquiazul del góber queretano, Francisco Domínguez, un dechado de virtudes.
Me extraña que la Barra de Abogados y la Coparmex no hayan salido en la defensa del señor Collado, que es el ángel de la legalidad y el estado de derecho. Seguramente están muy ocupados luchando por la justicia en el enojoso caso del Paso Express de Cuernavaca, mítico lugar donde Gerardo Ruiz Esparza fuera reconocido como El Rey del Socavón, qué rico socavón. Y es que a pesar de los denodados esfuerzos de don Gerry por tapar el Sol con Crazy Kola Loka porque pega de locura, esa carretera está a punto de colapsarse. Podemos entonces vaticinar lo bien que le iba a quedar el nuevo aigriopuerto.
Bueno, a lo mejor no le han hecho todavía el paro a Collado porque los de la Barra y los de la Coparmex deben estar también ocupados en una confrontación con Germán Larrea, dueño de Grupo México, al que se le dan los derrames tóxicos. Hace poco fue en el río Sonora donde todavía hay peces de tres ojos sin que haya habido una reparación ejemplar; y ahora en el Mar de Cortés arrojaron 3 mil litros de ácido sulfúrico por una leve equivocación de alguien que, según ellos, abrió sin querer la válvula del terror. Eminentes fanáticos del Ecoloco y el Exxon Valdez.
No se sabe quiénes son peores, si los que atacan a Juan Collado que devino en Juan Charrasqueado solo por ser defensor de Robero Deschamps, o Jelipillo Calderón que se la pasa evocando a Maquío al que durante su mandato no hizo más que despreciarlo.
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@jairocalixto
