De pésimo y artesano gusto que alguien se haya atrevido tan siquiera a decirle de cosas a Jelipillo Calderón, un hombre bueno, santo y puro, que iba cómodamente instalado en bisnes are bisnes class de una línea aérea muy modesta, Lufthansa, solo por envidia, resentimiento y rencor, ante un hombre que solo supo sacrificar su vida por la patria, como diría el gran Gustavo Díaz Ordaz, con un poco más de horas de trabajo burocrático.
Osea, uno va a todo dar, así como con ganas de recuperar la plenitud del pinchi poder gracias a las fotocopias, y te sale un ex cadete pedorro del Colegio Militar que, con tal de molestarte te desea que termines en el tambo como tu bróder de bróders, García Luna Productions, al que ya habías negado más de tres veces. Un sujeto de incierto pasado, poco presente y ningún futuro, te jode con desearte lo pior de lo pior y, más gacho, que si quiera te deja tocarlo como si tuvieras Coronavirus.
Imagínense al pobre expresichente Jelipillo, todo alterado después del altercado, tomando con la mano temblorosa su cubanderas doble.
Así como los padres de los ceceaches, prepas, escuelas y facultades de la UNAM que en el mejor de los casos llevan un mes de paro (unos llevan tantos meses que los estudiantes ya hubieran acabado la carrera) que, gracias a los buenos oficios de las autoridades que atinadamente dirige el reptor Graue pues con algo de lentitud atendió feminicidios, acosos y perradas de alumnos y maestros contra las mujeres, ahora la universidad es el caos encarnado y los chicos comienzan a volverse locos en sus casas y con ellos sus progenitores que no saben si cortarse las venas o dejárselas largas.
Entendiendo que el tema es crítico y que don Enrique se quedó como el chinito, nomás milando (en vez de agarrar al feminicida y al acosador por los cuernos), quizá no sería mala idea que sus formas de lucha no incluyeran cerrar para siempre los planteles.
Y si se quitan de encima a los infiltrados-encapuchados, mejor.
Como quiera que sea, tampoco es buena onda que a Margarita Zavala también me la hayan cuestionado en plena calle, con su camisita de México Libre bien puesta, solo porque su marido dejó al país peor que todas las películas de Tarantino juntas, más todas las narcoseries habidas y por haber. ¡Qué poco criterio pornocinematográfico!
A lo mejor es un castigo por gastar en bots de a peso, hay que invertirle un poquito más, en algo más de calidad, no sean gachos.
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@jairocalixto
