Política

Un precedente histórico de la Corte con el nombre de Fátima Varinia Quintana Gutiérrez

El pasado 14 de mayo la Corte ha dictado una sentencia que transforma el enfoque de justicia en casos de feminicidio infantil y reconoce el daño que alcanza a toda la familia:

“…Fátima Varinia Quintana Gutiérrez tenía 12 años, cuando en el 2015, fue víctima de feminicidio en el estado de México. Tras el crimen y amenazas, su familia fue forzada a desplazarse y vivió nuevas violencias, a diez años de los hechos, la Corte escucha su exigencia de justicia.

Por unanimidad, la SCJN:

Reconoce a la familia de Fátima, la Sra. Lorena y al Sr Jesús, como víctimas indirectas sin formalismos.

Establece los criterios para una reparación integral del daño (atención psicológica para cada miembro de su familia, apoyos económicos y accesos a una vivienda digna, atención médica continua y medidas comunitarias para prevenir nuevos daños)

Exhorta al estado de México a una disculpa pública con presencia de la familia, realizar acciones simbólicas de memoria, como una estatua en honor a Fátima. Mejorar la seguridad pública con botones de auxilio, transporte público accesible y espacios comunitarios seguros…”

Información de página Justicia Pro Persona AC

A diez años de un camino recorrido por Lorena y Jesús, sus padres y las organizaciones que les acompañan lo logrado constituye una dosis de justicia en medio de un dolor del que nadie podremos opinar, si en cambio acompañar desde la empatía, la exigencia y la memoria. Les invito a que conozcamos, y en caso de saberlo recordemos, de quien hablamos cuando invocamos la memoria de Fátima Quintana, una niña que hoy debería estar entre nosotras.

No se vive después de saber la manera en cómo asesinaron a tu hija

…Estoy muerta en vida después del asesinato de mi hija, desde ese momento dedico cada día, cada minuto a exigir justicia para mi hija, es lo único que podré darle, no pude ayudarla, no pude estar, ¡llegué tarde y nada pude hacer por ella!…

Santa María Zolotepec, estado de México, el reloj marcaba las 15:40 horas una semana escolar que parecía habitual estaba por concluir, era jueves. Ese día, a esa hora se detendría el reloj existencial de Lorena y su familia, tres jóvenes habían asesinado a la pequeña Fátima de entonces doce años y ocho meses. Será en una audiencia que la familia se entera, por voz del personal de área forense, todo lo que había vivido el joven cuerpo de su cuarta hija cuando fue privada de la vida: desaparecida unas horas, torturada, violada, lapidada.

Buena estudiante ‘de cuadro de honor’, inteligente, autosuficiente, compañera de travesuras de Daniel su más cercano hermano y afecta a la lectura, disfrutaba en particular el reiterado repaso en la voz de su mamá del poema de “Margarita”, musa del autor Rubén Darío:

…esto era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha de día y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú….

Ella era Fátima, y como reza el poema de Darío, Fátima se fue, le arrebataron la vida aquélla tarde de jueves de hace cuatro años.

…pues se fue la niña bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar…

Ese día Fátima acudió a su jornada escolar y como habitual su padre la acompaño, buena estudiante, como el resto de sus hermanos ella tuvo, y tendría, la oportunidad estudiar hasta donde se lo propusiera. Ya había anunciado a sus padres en reiteradas ocasiones ‘quiero estudiar medicina’, entre infinito orgullo y preocupación su familia asentía. Sabrían que no sería sencillo solventar una formación universitaria tan demandante en tiempo y recursos, sin embargo la ilusión familiar de que lo logrará era mayor, la primera médico de su familia, la primera muy probablemente de su entorno social inmediato inmerso en una región boscosa marcada por la pobreza y desigualdad, ubicada sobre las laderas de la carretera Naucalpan – Toluca, sólo quedan los recuerdos de actividades que alguna vez lo caracterizaron; agricultura y ganadería.

Una historia familiar que no pudo ser

Los padres de Fátima, Lorena Gutierrez Rangel y Jesús Quintana Vega se habían conocido a la edad de 10 años, eran habitantes y vecinos de un lugar que según refieren ‘fue tranquilo y habitable’ en su infancia, según recuerda ella, se podía llegar tarde o salir temprano de casa, podías estar en la parada del camión en la madrugada, así estaba yo, estábamos varias mujeres, sin miedo…eran otros tiempos…

A los 17 de él y 19 años de Lorena iniciaron una relación que formalizarían a los 20 y 22 años, respectivamente, en aquel momento el plan era tener tres hijos, tendrían cinco. Ella tuvo la oportunidad de estudiar hasta la preparatoria, él por su parte, segundo de secundaria, las actividades escolares se vieron interrumpidas para dar paso a los oficios de albañilería, chofer y otros del tipo que le permitieran tener ingresos. Historias de vida marcadas por el esfuerzo y sobrevivencia, para ambos siempre fue así, hasta la fecha.

Yo era mamá de tiempo completo, yo quería ser mamá, hasta antes del asesinato de Fátima yo me sentía ¡la mejor mamá! Mi vida era para ellos, siempre hice por ellos todo lo que pude…Fátima nunca me necesito para nada, siempre autosuficiente, y por ella no pude hacer nada…

Su primera hija la recibirían al primer año de matrimonio, Jimena hoy de 28 años y madre de dos hijos; le seguiría Janet Guadalupe, también joven madre de dos menores; Jesús Omar actualmente de 23 años; a él le seguía Fátima que hoy rebasaría los 16 años; y finalmente, Daniel el menor de la casa. Entre él y Fátima la diferencia de edades era de apenas un año, crecieron juntos, casi inseparables entre juegos y peleas, si a alguien le ha marcado la violenta ausencia de su hermana es a él. Los hermanos y hermanas también deberán de nombrarse como victimas cuando hablamos de feminicidios.

Entre caminos de tierra, la vida familiar transcurría en la normalidad de la diaria sobrevivencia, entre la alegría de tenerse y la incredulidad de que algo de lo mucho que ya anunciaban en medios de comunicación pudiera ocurrirles, ahora sabemos que fuimos omisos como la sociedad, como el Estado…La realidad es que nosotros pensábamos que era amarillismo (los asesinatos de mujeres), chismes, que le ocurría a otras, no a nosotros…

El camino diario que Fátima debía recorrer para llegar a la Secundaria, a la que recién acababa de ingresar, era de 20 a 25 minutos en transporte. Para su regreso la familia tenía previsto como parte de la rutina que algún integrante fuera a su encuentro a la orilla de la carretera, punto cercano a donde la dejaba el camión a ella y a su amiga Salma, vecina también de la comunidad.

…Ese jueves 5 de febrero todo transcurría en normalidad, junta escolar, compras en tiendas de la plaza, preparar alimentos, inscripciones de los nietos al preescolar…La comunidad es pequeña, todos nos conocemos…aún varios nos recuerdan en nuestras actividades diarias, incluyendo nuestros rostros minutos antes de que todo cambiara…

La que señaló también era una niña

Cerca de las dos de la tarde, en medio de la preparación de la ensalada y sopa de fideo para comer a la llegada de Fátima, un presentimiento y angustia inundan el pecho de Lorena.

…Como si Fátima me hubiera hablado y me hubiera dicho que ya no estaba… ¿Qué hora es? ¿Por qué no hemos ido por Fátima a la ladera? ¡Son las 3.40 horas! ¡Mi niña siempre llega antes de las 3!...Al exclamar esto último se acaba la calma. Jesús se moverá de inmediato y saldrá de casa, no se da cuenta pero lo hace con chanclas de baño, Lorena se pondrá tenis que no abrochará y correrá atrás de él entre los cerros. Vecinos intrigados les preguntarán a donde van, Lorena los dejará con las preguntas en el aire.

Al ir corriendo un impulso la hará detenerse en una cerca de madera, es ‘la primera casa al subir y la última al bajar’, ahí verá a Misael sentado al interior de un pequeño cuarto. Jesús al subir vería a José Juan “el pelón” y a Luis Angel, siempre se saludaban. Ese día no habría saludo. Misael y Luis Angel eran hermanos, éste último estaba a meses de cumplir dieciocho años. A ambos los conocían desde niños, estaban al cuidado de su mamá, en la comunidad se sabría que ellos consumían drogas y que estaban la mayor parte del tiempo solos.

Es a Misael a quien Lorena le preguntará: ¿has visto pasar a Fátima?, la respuesta será ‘no’. Ella insiste, él repetirá ‘no’. Al término de estas preguntas pasará Salma, la amiga con la que habitualmente llegaba Fátima, ella les confirmará que si llegaron juntas de la escuela y que al bajar del camión cada una camino a paso distinto. Al saber esto Lorena regresa con Misael y le insiste ¿seguro que no has visto a Fátima?, antes de que le responda un ruido distraerá la atención, su cabello estaba mojado, más limpio de lo habitual. Salma, quien también era una niña, en frente de Lorena y de los tres jóvenes tendrá el señalamiento contundente: ¡claro que vieron a Fátima, ustedes tres estaban ahí parados cuando ella paso!

Al escuchar esto Lorena pedirá que los vecinos salgan a ayudarle a buscar a su hija, que las campanas de la iglesia se hagan sonar ¡su hija se ha perdido, se perdió, se la robaron! Aún no sabría nombrar de forma exacta lo que había ocurrido, solo sabía que su hija no estaba. Corriendo en medio de caminos irregulares, gritando y buscando lo primero que encontrará será la sudadera de su hija salpicada con sangre. A su costado un cuchillo con un filo lleno de sangre. Los gritos aumentaron, con la sudadera en mano llegaría a la tienda de la comunidad donde le avisarían que ya se había llamado a la policía.

Juan José, el más de los señalados, será el primero que intentará huir. Al percatarse de esto Lorena comienza a entender lo que pudo haber ocurrido. A los segundos, al ver a Misael detrás de él con la mochila de Fátima ya no hay dudas. Ella intentará detenerlos, no lo logrará. Ambos correrán entre el bosque, ella los seguirá en medio del bosque, árboles, matorrales, entre subidas, bajadas y veredas.

…Siempre les he explicado a los juzgadores que vayan y conozcan el lugar donde ocurrieron los hechos, es bosque, deben conocer el lugar para entender de que les estoy hablando ¡es su trabajo!...

La policía y ambulancias llegarían cuando Lorena y su familia habían encontrado en una zanja el cuerpo enterrado de Fátima, un cuerpo de 1.67 de altura de una niña que ya se asomaba a la adolescencia. Lorena supo dónde estaba un pedazo de piel de su pie lo anuncio en tanto Daniel, el hermanito de entonces 11 años gritaba ¡ahí está la manita de mi hermana! Esto fue lo último que escuchó la familia, la consciencia fue nublada por el dolor, hoy apenas tienen recuerdos de los siguientes minutos era como si estuviéramos viviendo algo que no estaba pasando. En ese estado no repararon que las autoridades forenses llegaron sin material para hacer su trabajo a nosotros nos pidieron las sabanas, el lazo para cubrir el cuerpo de mi hija.

En tanto la familia de Fátima se encontraba alrededor de la zanja los habitantes de la comunidad lograron detener a los tres señalados, los querían linchar. Lo hubieran hecho hasta las últimas consecuencias de no haber sido por la intervención de Lorena y su familia quienes confiando en la autoridad y en la justicia los entregaron a la policía. Ahí comenzaría lo que ya de por sí era un tortuoso camino que al día de hoy parece no tener fin… ellos (las autoridades) cometieron omisiones desde el primer día…no le realizaron pruebas genéticas porque no tenían tiras reactivas, fueron a realizar peritajes 15 días después de los hechos…

¡Ni perdón ni olvido, justicia!

Ni Lorena y Jesús volvieron a ver su hija, no hubo despedida. No fueron ellos quienes reconocieron el cuerpo de su hija porque estaba destrozada, su cabeza intentaron reconstruirla les fue imposible. Apenas pudieron estar unos momentos en el velorio las autoridades reclamaron su presencia, no hemos tenido tiempo ni espacio para tener un duelo. Diario estar en la Procuraduría (hoy Fiscalía) por días enteros, llevar a testigos, acercar pruebas, erogar dinero que no tenían para integrar la investigación.

El asesinato de Fátima no fue considerado en un primer momento feminicidio el ‘argumento’ era que la menor aún no había tenido su primera menstruación “era una niña”.

Con más 90 heridas, 45 heridas “graves”, un cuello cortado, un ojo lastimado, piernas y entre brazos con visibles agresiones, un hombro, muñecas y tobillos dislocados. Cada uno de sus dedos de manos fracturados. Su cuerpo había sido violado vaginal y analmente, para culminar con su vida le arrojaron dos piedras de más de 30 kilos cada una. Fátima intento defenderse, su instinto de sobrevivencia no tiene cabida en una descripción habitual, lo intento más de lo que cualquiera hubiera podido hacerlo.

Cuatro años después entre cuestionables decisiones de las autoridades la familia de Fátima sigue exigiendo justicia, en estos años y meses el dolor, los agravios y las víctimas tienen mayores reclamos al Estado. Reuniones, audiencias, declaraciones, entradas y salidas de los señalados de la cárcel, apenas una sentencia y varias audiencias pendientes. Misael el próximo año será liberado, su condición de menor de edad le permitirá hacerlo.

En el 2017 la familia de Lorena será desplazada al norte del país al ser balaceada la casa donde habitaban. No hubo investigación, “las autoridades” solo los sacaron de su espacio, de sus recuerdos, de los suyos. Hoy la familia define “esta decisión del Estado” como una forma de liberarse de la diaria presión sobre el cuestionable proceso.

Desplazados en un lugar donde se debía empezar de cero, sin trabajo, sin justicia, incluso, en varias ocasiones sin tener para comer. Desde aquél momento no pueden regresar a su comunidad a pesar de que ahí está enterrada Fátima. Por sus vecinos saben que han saqueado su casa, presuntamente familiares o amigos de los señalados como feminicidas.

…Es una cacería de brujas en contra de una familia…hemos vivido como prisioneros en nuestro propio país con miedo constante, no sabemos si mis hijos o mis nietos regresaran con vida…eso vivimos las familias que hemos sido víctimas de un feminicidio…

Jesús y Lorena de 48 y 50 años, hoy acompañados del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicido (OCNF), continúan exigiendo justicia para Fátima, al hacerlo, sin saberlo, lo hacen también para las miles de niñas y mujeres que en este país siguen siendo asesinadas, violentadas y revictimizadas por “los que las matan” y por las omisiones reiteradas del Estado Mexicano.

…Fatima era la niña de los ojos de papá…al decir esto Jesús comenzará a llorar, Lorena le tomará la mano, se consuelan juntos, se tienen a ellos, a sus hijos y nietos. Ambos son amables, generosos, afables, ni el dolor ni la injusticia han tocado su alma buena, no se rendirán. La justicia que logren para su hija, será su (doloroso y pírrico) mérito.


Google news logo
Síguenos en
Iovana Rocha
  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.