“Los partidos políticos en México están controlados por los hombres, aunque llegue una mujer al poder”, es el encabezado de la sección de entrevistas “Lideresas de Latinoamérica – Elecciones Mexicanas”, del periódico “El País” (31 de Mayo, 2024), la voz de la entrevistada que responde sin ambigüedades es la de Rita Bell López-Vences, consejera del INE elegida para el período 2023 -2032, una mujer que hace honor a la naturaleza de resistencia digna de las oaxaqueñas.
Será la lectura completa de esa entrevista, y algunas otras, la antesala de mi interés de tener un diálogo con una mujer que en cada palabra hace gala de su elocuencia, inteligencia y autonomía crítica, cualidades destacables no solo en el terreno electoral.
Nos reunimos un miércoles en la oficina asignada con motivo de su actual función, se trata de un espacio ordenado y con un armónico silencio donde no podían faltar los estantes con libros de autoras, artesanías oaxaqueñas, banderas, fotografías de rigurosa selección afectiva y símbolos, muchos símbolos feministas. Con ella y sus elementos elegidos, destacan mujeres cálidas y eficientes, quienes son las encargadas de administrar tareas y agenda, fui recibida con la sensación de que todas nos conocíamos desde hace tiempo.
Una mujer cuidada por otras mujeres
Soy Rita Bell, mujer oaxaqueña, abogada, así me presento. Con esta entrada, la actual consejera de 46 años da inicio a nuestra conversación que tiene como punto de partida su genealogía que explica la consciencia feminista y compromiso con los derechos humanos de las mujeres que hoy la distingue como una voz aliada en un Consejo donde se discute de forma diaria el perfeccionamiento de la democracia mexicana, sí, esa misma, donde las mujeres históricamente había y hemos estado ausentes.
“…Me explica mi origen, las similitudes que tenían mis abuelas, a las que conocí y con las que conviví y a las que tengo muy identificadas, aunque eran mujeres de diferentes lugares y con historias distintas, sí las atravesaron las similitudes, por ejemplo, ninguna sabía leer ni escribir. Ambas, se casaron muy jóvenes ‘con estas historias de diez u doce hijos’ de los cuales no sobrevivían todos, la violencia por parte de sus parejas. A mi me mueven mucho sus historias, es algo que puedo ver en mí, ese lazo que hay con ellas. Con sus nietas tuvieron siempre ese lenguaje que expresaba: “que ellas no pasen lo que yo pasé”.
Mi madre, una mujer de carácter fuerte. Soy la menor de tres hermanas, junto con mis abuelas y mi madre cuidaron de mí. Esto es muy importante.
También debo mencionar a mi padre, un hombre que siempre deseó tener hijos hombres y tuvo mujeres, al final tuvo muchas reflexiones sobre ello. Le alentaba darnos herramientas ‘justo porque sabía como eran los hombres’, siempre le preocupábamos mucho, la posibilidad que fuéramos victimas de violencia, dependientes económicas. Un hombre atento que solía decirnos, ‘pónganse buzas, trabajen, no se vayan a dejar de ninguno’. Un hombre que a pesar del machismo que le rodeaba en su formación, siempre intentó alertarnos…”
En el obligado análisis intergeneracional, Rita distingue “ajustes históricos y de oportunidades” que explica que, entre las primeras, y el resto, las condiciones de vida y posiciones alcanzadas fueran muy distintas. Hoy ella es una de las cinco mujeres consejeras electorales de una institución donde la llegada de las mujeres en espacios de decisión no supera los treinta años, y donde, por cierto, los partidos políticos en su mayoría mantienen sus representaciones en hombres.
Una mujer que decidió estudiar Derecho motivada por la erradicación de las injusticias, en algún momento se enfrentará al conflicto entre lo ideal y lo posible, ‘el sistema es así no lo voy a poder cambiar’. Nació y creció en territorio de emergencia para mujeres y niñas, una tierra de la que menciona haber salido, ‘solo en tres ocasiones y siempre he regresado, no me sentía tan contenta fuera de Oaxaca’.
“…Algo muy importante para las mujeres oaxaqueñas es ‘lo colectivo’, hay una fuerza colectiva, sabiduría de las mujeres que justo por la discriminación, lo lejano que estaba Oaxaca hace algunos años, les y nos ha dado mucha fuerza. Venimos de un contexto de racismo, de violencia, el machismo…”
Mi llegada al feminismo
Madre de una hija y un hijo adolescentes a los que califica como “autónomos y cercanos”, Rita confiesa que antes de su llegada al feminismo ‘alguna vez pensé que el fin máximo en mi vida iba a ser la maternidad’. Durante el embarazo llegaron sus primeros libros de una ruta sin retorno, de la mano y generosa pedagogía de Marcela Lagarde y Amalia Valcárcel, la primera, referente mexicana; la segunda, española. Con el inicio de su formación decidió ‘quitarle lo romántico a la maternidad, no vivirla desde el sacrificio, desde la culpa, aceptar que no todo era bonito’. A sus lecturas se sumarían el acompañamiento de otras mujeres igualmente sabias y generosas con quienes compartiría este proceso deconstructivo.
Entre los aprendizajes que destaca con otras mujeres esta la identificación de saberse con esa necesidad de desempeñarse en labores profesionales ‘intenté dedicarme a la crianza como única tarea, no fui funcional’, cuando señala esto último sonríe pícaramente. Con ella lo hacemos otras que también hemos tenido el mismo descubrimiento.
“…Egrese de la licenciatura en derecho con esa mirada patriarcal que predominaba, leer autoras feministas permitió que me cayeran todos los veintes, tenía entonces 27 años…Cuando tenía dudas acudía con otras mujeres. En mi familia fui la primera en acceder a estos textos y la que llevó lo aprendido con las demás.
Al principio fue fuerte, cuando lo aprendí vino mucho enojo, estaba yo muy frustrada… Me mostraba poco tolerante después de lo cuestionado e identificado… ¡me desesperaba mucho que los y las demás no tuvieran esa claridad de la desigualdad, las violencias! Con el tiempo aprendí que cada persona tiene su proceso desde lo que vives. También es un tema de generaciones, tiempo, contexto y estructuras…”
Feminista comunitaria, el feminismo de la resiliencia, la interculturalidad, la interseccionalidad y el diálogo, se confiesa lectora habitual de Alda Facio y Marcela Lagarde. Se propuso ser agente de incidencia en las instituciones en las que ha participado, ha ido diversificando sus estrategias para ello, propiciar conciencia, argumentativa desde los beneficios, resultados y diálogos para abatir resistencias incluidas las de las propias mujeres.
Entre los pisos resbalosos y cargos de humo
Mujer que pausa sus intervenciones para estructurarlas en sentido y formas, no duda en confirmar que es temprano para establecer posturas triunfalistas sobre las reformas electorales y la presencia de las mujeres en procesos electorales:
“…Es un camino complicado, un espacio diseñado por los hombres, no es sencillo para las mujeres transitarlo, poco han cambiado los hombres, las instituciones y las normas, todavía hay muchas resistencias. Las mujeres que han estado labrando camino no son las que están llegando. Las que logran llegar tienen todavía una serie de complicaciones y desafortunadamente, uno de los grandes problemas que está trayendo la participación, es que están llegando, en su mayoría, las mujeres (hijas, esposas, hermanas) de las mismas familias que siempre han estado, ese en un asunto al que hemos estado dando seguimiento…”
Esto se explica por la falta de reglas claras de los partidos para la participación, la falta de democratización en estos espacios para que las mujeres tengan condiciones claras al momento de participar, y que ellas dejen de escuchar el no te tocó, ya será la próxima…”
Lo que la consejera señala como una práctica vigente tiene elementos de prueba a la vista de todas. Son anécdotas que se transmiten entre las militantes de los partidos políticos con la frustración y el temor a las excluidas por señalarlo. Sí, el patriarcado encontró formas de sobrevivir, una de ellas, que lleguen las mujeres, pero aquellas que ellos elijan extensión de su poder.
Que las mujeres puedan denunciar sin que ello sea una muestra de debilidad, aún es perfectible todo lo relacionado con la normatividad en materia de la violencia política en razones de género en sus alcances y vías “…faltan mecanismos y recursos de mediación con perspectiva de género. No todo debe ser denuncia, se requieren otras formas de diálogo para atender el fondo…”
Durante este espacio de reflexión Rita Bell destaca el riesgo de concentrarnos únicamente en los espacios visibles ganados por las mujeres gubernaturas, diputaciones o la propia presidencia, lo que puede distraernos de poner atención en lo que esta ocurriendo en los municipios donde se presentan los mayores atrasos y resistencias en materia de participación paritaria, “…el modelo del municipio es todavía mas complejo para las mujeres y hay menos instancias donde ellas puedan acudir a denunciar y respuestas efectivas en materia de violencia política…
Esto se repite en todos los partidos políticos, ellos siguen decidiendo, quienes ostentan el poder y sus estructuras, se asumen concediendo espacios. Las mujeres, utilizadas para estos fines”.
Más allá de estas prácticas que se deben de señalar por sus efectos y atrasos que producen en una democracia de olas como la mexicana, la expectativa de Rita Bell tiene que ver con que la llegada de las mujeres a la toma de decisiones cambie de manera sustantiva la forma en que se ejerce el poder. Una segunda aspiración es el fortalecimiento de las redes y alianzas entre mujeres.
“…Las mujeres no podemos llegar para ejercer el poder de la misma forma (en relación con las conocidas), hay otras formas de ejercer liderazgos, tomar decisiones, desde lo colectivo, lo horizontal…Y esto se traduciría en sustituir violencia por diálogo, escucha permanente, quitar esas prácticas del poder sobre el abuso, la imposición, la dominación”.
Mujer académica nombra con orgullo y verdad el trabajo de las otras mujeres para explicar los avances en materia electoral alcanzados, y no suficiente, reconoce también que los avances deben ser acompañados de otras reformas en los demás ámbitos iniciando desde los espacios privados. No pueden entenderse los avances de forma aislada, ni esperar mayores resultados si en ámbitos como la justicia, la salud, el empleo, la educación preexisten rezagos para las mujeres.
“…Tener una presidenta, es avance que no debemos minimizarlo, es una referente hoy para otras. Aunque no podemos tampoco dejar de señalar que este hecho no ha eliminado esta doble exigencia que hay para las mujeres, las trampas que existen, los pisos resbalosos, los cargos de humo, los precipicios de cristal…”
El patriarcado, ese monstruo de mil cabezas como lo conceptualiza de forma acertada, Rita Bell permanece acechando en cada avance “los hombres deben asumir sus responsabilidades y ceder sur privilegios, mientras eso no suceda estamos en las mismas”. La experiencia en trabajos con otras mujeres electas le permite afirmar un discurso común que se traduce en reconocer que aún en tiempo de las mujeres las condiciones de vida en lo individual y colectivo poco han cambiado, pocas se atreven a sostener lo contrario. Los obstáculos, la violencia política y las trampas, permanecen.
Hay balances obligados si queremos analizar el presente con elementos de prueba y acreditar avances en las causas de las mujeres, así lo consigna una mujer que estructura afirmaciones desde nociones científicas,
“… Para saber si fue el tiempo de las mujeres deberemos saber y documentar, a través de estudios y método, qué mujeres llegaron, qué propusieron, qué votaron, qué votos negaron, qué temas defendieron, qué no dejaron que sucediera. Y luego entonces poder definir o redefinir qué significó la llegada de las mujeres, cómo recompuso reglas del sistema y prácticas de poder”
Previo a cerrar una entrevista, es imposible no abordar la inminente primera elección de las y los juzgadores, la primera en la historia a cargo del INE, ambas compartimos la preocupación por la llegada de mujeres y hombres sin formación en perspectiva de género, coincidimos en que la exigencia acreditable deberá de ser para todas las candidaturas, no basta la paridad y las exigencias, todas incluida esta, no debe ser únicamente para las mujeres.