Cultura

Un forjador de vidrio científico en la San Felipe

Era el final de la década de los setenta cuando en México surgió el boom petrolero con el hallazgo de nuevos yacimientos. En 1965 ya había nacido el Instituto Mexicano del Petróleo, IMP, por lo que comenzó la capacitación de técnicos. Uno de ellos, que formó parte de un grupo reducido, fue Rodolfo Soria Navarrete, quien se especializó en el soplado de vidrio científico; pero desde entonces, asegura, no hay capacitación ni se ha profesionalizado a personas en esa materia. Es la visión de un técnico experimentado.

Los recuerdos se acumulan en su domicilio de la colonia San Felipe de Jesús, alcaldía Gustavo A. Madero, donde trabaja en su taller con herramientas hechas por él mismo y otras de origen alemán y estadunidense, y desde esa plataforma lanza una propuesta urgente, aprovechando que este 2024 fue declarado por la ONU como el Año Internacional del Vidrio:

Urge capacitar y certificar técnicos en el soplado de vidrio científico y con ello impulsar la industria especializada. “En el país somos pocos; sí los hay, pero son empíricos, y algunos de estos forman generaciones de familiares que han heredado conocimiento”, revela.

La creación de una escuela para profesionalizar técnicos en la materia sería lo más apropiado, expone quien en 1975 integró un grupo auspiciado por el propio IMP y el Conacyt, el Instituto Politécnico Nacional y la ONU. El curso en el que participó, de ocho horas diarias, duró dos años y fue impartido por un instructor del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel.

De aquella generación, entonces jóvenes de diferentes zonas del país, la mayoría está jubilada, mientras que Soria trabaja en el área de posgrado de la ESIME-Zacatenco, ahora en receso por la pandemia —además de trabajar en su taller particular de la San Felipe de Jesús—, donde materializa proyectos basados en diseños de investigadores y alumnos.

En esa misma área también hacen trabajos para las diferentes escuelas del Poli, entre estas la de Ciencias Biológicas, la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas, entre otras.

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Son muchos los investigadores que se apoyan en trabajos de vidrio para sus proyectos, sobre todo en los ramos de física y química, comenta Soria Navarrete, quien también trabaja para algunas empresas que tienen laboratorios y requieren ciertas columnas de vidrio.

La diferencia entre el vidrio soplado para hacer figuras decorativas y el científico, precisa Soria, es que este último tiene que respetar normas de fabricación y calibración. Por lo tanto son diferentes tipos de herramientas las que se usan, aunque la técnica sea similar.

En su amplio taller, Soria cuenta con un equipo completo para llevar a cabo sus tareas; algunas herramientas son de importación, ya sea de Estados Unidos y o de Alemania, y otras diseñadas por él, como el soplete tipo revólver, de cinco boquillas, con el que da forma al vidrio.

Incluye herramientas de grafito y carbón, así como gafas especiales para observar el derretido y moldear el vidrio. Lo hace a pulso, como ahora mismo, durante una demostración mientras explica y sugiere la creación de escuelas para capacitar sopladores de vidrio científico.

“Yo he pensado en que probablemente la Escuela de Artesanía de Bellas Artes puede establecer un taller, para que ahí puedan certificar, o en el mismo Instituto Mexicano del Petróleo”, expone este hombre, con una preocupación genuina por el tema.

—¿Hay diferentes tipos de vidrio?

—En el soplado de vidrio científico hay cuatro tipos de vidrio: el neutro, que es más blando que el de borosilicato, y el vidrio de cuarzo; se trabaja a los dos mil grados centígrados. En muchas de las investigaciones en las universidades están utilizando el vidrio de cuarzo.

—¿Lo que usted hace en dónde se utiliza?

—Hay empresas que fabrican aceites, por ejemplo; también en diferentes tipos de destilación, separación de grasas y de los productos derivados del petróleo en las refinerías, etcétera.

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Este 2022 se conmemora el Año Internacional del Vidrio, de acuerdo a la resolución aprobada por la ONU, y ya se anuncian festejos, como son los casos de Artistas a la Obra, ALO, y Unidos por el Vidrio, que hace poco dio a conocer el Primer Simposio Internacional sobre el vidrio como arte-objeto.

En su taller de la colonia San Felipe —mientras alude el tema—, Rodolfo Soria Navarrete muestra con orgullo el logotipo original de Pemex diseñado en el taller del IMP, donde trabajó hace años.

“Nos capacitaron porque el Instituto Mexicano del Petróleo siempre ha sido el brazo fuerte, el brazo tecnológico de Pemex”, comenta Soria, con cierta nostalgia, que ya cumplió 42 años como soplador de vidrio científico.

Este técnico pertenece a la Sociedad Americana de Sopladores de vidrio Científico, según lo certifica un documento enmarcado en su taller.

“Allá hicieron la Sociedad en 1954 —informa e insiste en su invitación— y la reconocieron como una profesión a principios de los ochenta; aquí en México, pienso, necesitamos de una instancia similar para que también la reconozca”.

—¿Y qué propone?

—Un instituto para la certificación de vidrio soplado, porque es muy importante para el desarrollo industrial y científico del país.

Y aunque su especialidad es el vidrio soplado científico, también ha incursionado en el ámbito artístico, pero esa es una variación sobre el mismo oficio de quien se emociona cuando informa que este 2022 fue declarado el Año Internacional del Vidrio.

Humberto Ríos Navarrete


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