Los tristes tigres ya no son tres, sino muchos más y siguen creciendo. Y ya en plan cursi, crecen no sólo en edad (recientemente celebraron 19 años de actividad continua), sino también en sabiduría y gracia (como diría la Biblia); y sobre todo en prestigio, montajes, riesgos (como le consta a su cada vez más numeroso público).
A lo largo de estos años de historia le hemos visto a esta compañía montajes maravillosos como Wenses y Lala, Algo de un tal Shakespeare, Los que sobran, Los días de Carlitos, Dos para el camino, Tonta, Cosas Raras, El hijo de mi padre, y Visceral.
Se trata de puestas en escena que han llamado la atención de la crítica (por ejemplo, Wenses y Lala, ganó la obra del año en la primera entrega de los premios Metro); de los otros teatreros, pero sobre todo y de manera especial del público, que ha encontrado en ellos historias cercanas, empáticas, que le impactan, conmueven, divierten… y al mismo tiempo le dicen muchas, muchísimas cosas.
Toca el turno ahora a El insólito caso del señor Morton, una obra escrita y dirigida por Martín Zapata, quien explica en el programa de mano, que ésta es “una comedia policíaca que trata acerca de la investigación que realiza el detective Morgan para resolver el asesinato del señor Morton. Una mañana de 1949, en la ciudad de Los Ángeles, California, el cadáver del señor Morton fue descubierto por sus vecinos, con una bala en el pecho.
“La policía declaró el crimen como indescifrable, pero el doctor Mathiu, el mejor amigo del señor Morton, no estuvo de acuerdo con el dictamen. Por esta razón, contrata los servicios del detective Morgan y es así como inicia la investigación policíaca de un insólito caso en donde las parafilias sexuales de una serie de personajes, inquilinos todos de un edificio, se van revelando ante nuestros ojos con antiguos y bizarros tintes de cabaret, clown y circo”.
Esta obra nació como un ejercicio de fin de cursos en la Universidad Veracruzana, donde el autor se desempeñaba como docente. A partir de ejercicios de improvisación con sus alumnos, se fue armando la obra que finalmente se estrenó en 2003, con tan buena recepción, que la temporada se prolongó por 5 años en diferentes temporadas y funciones en festivales nacionales e internacionales. Después ha tenido diversos montajes con otras compañías.
Y concluye Zapata con esta afirmación: “Hoy, bajo el entusiasmo delirante del talentoso grupo teatral Los Tristes Tigres y la necedad artística de Adrián Vázquez, quienes embaucaron a su servidor, la obra vuelve al escenario, como un pequeño monstruo irreverente, y políticamente incorrecto, que se niega a morir en el olvido”.
Qué bueno que Adrián (quien también es asistente de dirección) insistió y qué bueno que Martín se dejó convencer, pues la obra es un excelente ejercicio escénico, lleno de creatividad que invita al espectador a poner en marcha lo más importante en el teatro: la imaginación, enmarcada, por cierto, en el lenguaje y estereotipos de las películas de Cine negro hollywoodense de los años 40 y 50.
Y no diré más para que el espectador lo descubra.
Dos elementos destacan también en este montaje: el diseño de iluminación de Eduardo Mier (asistido por Aura Lobato) y el de vestuario de Giselle Sandiel.
Y vaya una felicitación a todo su excelente elenco: Rodrigo Vázquez, Arturo Barba, Sofía Sylwin/Andrea Méndez, Hamlet Ramírez/Antonio Trejo Sánchez, Fátima Favela, Carlos Patrick Casanova, María Antonieta Hidalgo, Rodrigo Hernández, Lariza Juárez, Austin Morgan, Amaya Blas, Alex Guerrero, Karen Furlong, Juan Pablo de Santiago y Paulina R. Menéndez.
El insólito caso del señor Morton se presenta de jueves a domingo en el teatro Julio Castillo, atrás del Auditorio Nacional, únicamente hasta el 12 de mayo.