Salud, abundancia, armonía, perdón y felicidad plena son los deseos de vida que se manifiestan en estas épocas de la víspera navideña, fecha trascendental para los que creen en el Redentor que vino a salvarnos del pecado para otorgarnos la vida eterna.
Redimirse es el verbo que permite referirse a la acción de liberar a alguien de un sufrimiento o de un castigo; la redención, en sentido figurado, también se refiere a la liberación de un dolor, penuria u otra adversidad.
Si se nos enseña a perdonar, desde que aprendemos el Padre Nuestro, en donde claramente se hace referencia a pedirle al Creador, “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, pero no todo queda en un rezo, ya que surgen las dudas del perdón…
¿Hasta dónde, fuera de la espiritualidad del tema referido, la redención se cumple con los castigos que a manos llenas mandan los gobernantes de un país, de un estado o de una región a sus habitantes que confiaron en ellos?
¿Cómo perdonar a los corruptos, a los oportunistas que se aprovechan del hambre y la ignorancia de pueblos ávidos de protección, de querer sobrevivir llenos de enfermedades, sin servicios elementales?
¿Cómo dispensar a quienes torturan, extorsionan y asesinan, dejando un reguero de muertos por mil lugares, esparciendo viudas y huérfanos al por mayor, sin que autoridad alguna pueda con ellos, o cuando menos se vea que lo intentan con empeño?
¿Cómo absolver a quienes se creen los mesías del mundo actual, por el solo hecho de repartir a manos llenas lo que no es suyo, sintiendo que con ello están arreglando al mundo, pero que lo que realmente hacen es corromperlo?
¿Cómo eximir de sus faltas a los políticos que están convencidos de ser los salvadores, pero que en los hechos a todas luces muestran que no son más que jaurías de hienas peleando por el poder maligno para influir en otros, para robar a manos llenas y sentirse los elegidos divinos?
Son tiempos de paz, ojalá que la reflexión nos llegue a todos y cambiemos lo negativo que tenemos en nuestro cuerpo y alma y hagamos de nuestro universo, pero sobre todo de nuestra comunidad, un mejor lugar para bien vivir.
Y si a alguien ofendí con mis dudas, le pido perdón.