Política

Harlem Shake

El novel gobierno de Donald Trump –hoy cumple sus primeros 30 días– ha desarrollado una estrategia sádica de interlocución con el gobierno de Claudia Sheinabum. Acostumbrado a negociar duro y bajo presiones, Trump ha echado toda la carne al asador para diferenciarse del letargo en que la administración Biden había dejado la relación binacional, primero con enviados que parecían aliados del obradorato y, tras la captura-detención-negociación de Ismael Zambada, una lejanía donde el Gobierno de México se mostraba ofendido por la desconfianza de los gringos para intercambiar información delicada.

Desconfianza que, ahora, resulta no existe.

En 30 días, Trump y sus secretarías y agencias –pasando por Rubio y la CIA– han desplegado un sistema muy efectivo de aplastamiento a las autoridades mexicanas. Ya no sólo es la amenaza de los aranceles que han obligado a contraer la expectativa de crecimiento para el 2025 por parte del Banco de México (menos del uno por ciento), sino la incertidumbre de las medidas de índole militar que pudiera realizar Trump en un arranque –es un decir– de fin de semana.

Portaaviones cerca de costas mexicanas, declaraciones de funcionarios sobre el avance de los cárteles de la droga en control de territorio nacional, sobrevuelos de aviones espía y drones tanto en la frontera como ya en territorio nacional, tweets de Elon Musk donde habla de la corrupción y colusión de autoridades mexicanas con el Crimen Organizado.

Todo, para acabar como canción de hace una década y estar en la lista negra ‘con los terroristas’.

Trump no tiene mucho tiempo para presentar resultados a su electorado, sabe que bajar los precios de alimentos de primera necesidad es mucho más complicado que pregonarlo en campaña.

Si quiere subsistir de aquí a 2027 –fecha de la próxima elección del congreso estadounidense–, debe dar resultados en otros aspectos siendo migración y drogas los más cercanos y más controlables en cuanto a propaganda.

Eso lo sabe Claudia Sheinbaum quien, siguiendo la receta de López Obrador, creyó que con el envío de miles de elementos de la Guardia Nacional a ambas fronteras acabaría con la amenaza.

No consideró la presión de los ultras republicanos que quieren sangre criminal para saciar su estupor ante los adictos en las calles. Es obvio que no habrá una invasión militar a México, pero no se descarta otro tipo de acciones por parte del gobierno de Trump para cumplir ese requerimiento.

Una buena: ayer, luego de publicarse la lista de organizaciones criminales que serían catalogadas como terroristas, Trump se refirió de forma efusiva y con gran admiración a Claudia Sheinbaum. Desestimó la explicación sobre los valores de las familias mexicanas como razón por la cual no hay un serio problema de adicción al fentanilo en el país, pero entendió el lenguaje que maneja mejor: la publicidad.

‘Invertiremos cientos de millones de dólares en campañas de prevención, campañas muy violentas para que vean como se cae la piel, los dientes’, afirmó el presidente de los Estados Unidos ayer.

Un matiz a todo esto, El consumo de anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis o estimulantes de uso médico aumentó un 218 por ciento de 2017 a 2022

Esto, según datos compartidos por el gobierno de México en 2023.

Más aún, si revisáramos el uso de drogas a nivel nacional, veríamos que entre las sustancias más utilizadas se encuentran la marihuana –aun ilegal en México a diferencia de los Estados Unidos–, los inhalantes –lógico por los niveles de pobreza que existen en el país– y la cocaína.

Si Trump ve estas cifras, seguro cambiará su tonada.

Sólo si las ve.


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Gonzalo Oliveros
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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