A medida que el Cártel Jalisco Nueva Generación trataba de imponerse en Michoacán con armamento pesado, blindados y drones con bombas, la Sedena formó un frente “de facto” con criminales locales para repelar a la agrupación
Gil lo leyó con los pelos de punta y punto en el Portal de su revista Proceso: en 2021, a medida de que los miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación trataban de imponerse en Michoacán con armamento pesado, blindados y drones con bombas, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) formó un frente “de facto” con grupos criminales locales para repelar a la poderosa agrupación: en diversos eventos las fuerzas especiales mataron a sicarios del CJNG, cuyos cuerpos eran recogidos por combatientes de los grupos locales y arrojados en fosas clandestinas. Gilga añade, o sea: ¿se han creado grupos paramilitares para combatir a los grupos del narco? Gamés puso atención: esta información, que en la casa presidencial les encajará un coraje de los grandes proviene de la organización Crisis Group y la firma Mathieu Tourlier.
Según esta investigación, en alianza informal entre la Sedena y grupos antagónicos al CJNG habrían muerto cerca de 400 civiles armados de la organización encabezada por Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho.
El reporte documenta cómo se ha aplicado, “en la práctica”, la política de seguridad del presidente Liópez. Esta estrategia, basada en el despliegue masivo del Ejército en México, no ha podido reducir la ola de homicidios –que suman más de 184 mil en el sexenio–, y tampoco ha frenado el poder de los grupos criminales.
La política de seguridad del Presidente
Gil suda frío: el reportaje de Tourlier abunda en otros asuntos escalofriantes, como el hecho de que la Sedena desata toda su fuerza destructora contra las pandillas que siembran las calles de cuerpos y, en cambio se hacen de la vista gorda si los cuerpos desaparecen después de un enfrentamiento. Con tal de evitar la aparición de cuerpos en espacios públicos –y de reducir las estadísticas oficiales sobre homicidios–, los grupos criminales desaparecen cada vez más los cuerpos de sus víctimas y los esconden en fosas clandestinas en zonas lejanas. Este fenómeno podría explicar el aumento sustancial del número de personas desaparecidas desde 2019, señala el informe.
“Para los grupos criminales, esconder las víctimas de asesinato ha sido una manera cada vez más común de evitar las represalias de las autoridades del Estado”, plantea el informe, y recalca que, en Sinaloa, la tasa de desapariciones ya rebasó a la de homicidios, y que en Ciudad de México la reducción de la cifra de asesinatos fue acompañada por un aumento en la de desapariciones.
El documento destaca las “preocupaciones” sobre la veracidad de las estadísticas oficiales en materia de homicidios, pues al menos en una “ciudad grande” un funcionario del Instituto de Ciencias Forenses comentó que recibía órdenes para registrar a personas asesinadas con tiros de gracia como personas fallecidas por “otras causas”.
Gran política de seguridad del Presidente. Así se han pasado más de cinco años, entre la mentira, los miles y miles de muertos, desaparecidos y vasta zonas del territorio en manos del crimen organizado. Muy bonito.
El domo
En otro orden de cosas. ¿Así se dice no? Gil quedó muy nervioso y preocupado con la amenaza de un domo de calor que se cierne sobre Ciudad de México en este horno en el que se ha convertido la República Mexicana. Un amigo que no malquiere a Gamés le ha informado: una masa de aire caliente se acumula en condiciones estáticas áridas de veranos. La alta presión atmosférica empuja hacia abajo el aire caliente acá donde, vivimos los mortales provocando una de las olas más intensas de calor en los últimos años. Para quienes piensen que Gil se comporta como la tía Eduviges, les escribirá aquí su fuente: Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOOA), y a través de la BBC. ¿Cómo la ven?
Pero volvamos a los peligros: al ser un domo el calor se encierra. Dice este informe que la semana que entra serán los días del domo y hay que cuidar a los niños, a las personas de la tercera edad, a las que tienen enfermedades cardíacas, renales, hipertensos, o sea todos y todas.
Ya Gilga aprovisiona electrolitos, aguas minerales, limones y una pizca de sal La Fina, con suficiente yodo. Ya todo es muy difícil. Mientras Gil leía de la amenaza del domo, un aguacero bíblico refrescó a la ciudad, pero encharcó las calles. No somos nada.
Todo es muy raro, caracho, como diría el refrán: “Frío por San Vicente y calor de San Lorenzo aprietan mucho y pasan presto”.
Gil s’en va