Política

Operativo tormenta y trajes regionales

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La jefa de Gobierno de la Ciudad de México tiene una forma muy rara de medir las tremendas precipitaciones que han anegado vastas zonas de la ciudad, sobre todo por los rumbos de Iztapalapa, Tláhuac y Gustavo A. Madero. Clara Brugada dijo que llovió un equivalente a 12 mil albercas olímpicas.

Gil se devanó los sesos: ¿cuánta agua le cabe a una alberca preparada para recibir a nadadores olímpicos? Gamés se rascó la cabeza y de plano ni idea. Como sea Gilga empezará a utilizarlo, cuando lo sorprenda una llovizna dirá: no me mojé, apenas cayeron unas 195 albercas olímpicas, una fina lluvia.

Seguramente, Clara Brugada ha utilizado esta analogía para que todos entendamos que cayeron unos aguacerazos acompañados de ráfagas de viento que desenraizaron árboles, hundieron en el agua automóviles, inundaron casas y demás estropicios. Gamés opina que sería más propio decir: “las inusuales lluvias de esta tarde han provocado inundaciones y dejado damnificados a los cuales ya apoya el gobierno de la ciudad”. Mientras, seguimos calculando cuantas albercas nos cayeron encima.

La torre ciega

Ahora mal sin bien: las mangas de viento del aeropuerto Internacional de la Ciudad de México soplaron al máximo y de pronto, lo inaudito, la torre de control se apagó, o como se diga, y perdió todo contacto con los aviones que avistaban la Ciudad de México. Gil no sabe mentir: durante una hora los aviones daban vueltas al aeródromo, como le llaman a dar vueltas en el aire, o los redirigían a otros aeropuertos cercanos.

Gil no quiere ponerse pesado, pero nunca ha oído: ¿Qué creen? El aeropuerto de Frankfurt se quedó una hora sin torre de control y tuvieron que utilizar espejitos para que los aviones aterrizaran guiados por los reflejos. Sabe Dios qué pasó en el Benito Juárez. Nunca lo sabremos.

Gil regocijado

Esta noticia la leyó Gamés en su periódico La Jornada en una nota de Jorge Pérez Alfonso, así que no podrán decirle a Gilga que inventa cuentos o propala fake news. Por órdenes del secretario de Administración del gobierno de Oaxaca, Noel Hernández Rito, a partir del primero de octubre próximo todos los trabajadores de la dependencia deberán portar, en forma obligatoria, cada miércoles, ropa tradicional de alguna etnia del estado, según consta en la circular SA/SP/035/2025.

Gamés no tiene nada contra las indumentarias de las etnias oaxaqueñas, pero caramba, vestirse todos los miércoles de zapoteco, o mazateco, o mixteco, o trique, por obligación está un poco pesado, como si obligáramos a los integrantes de estas etnias a vestirse de Godínez todos los lunes: con sus zapatos de calle, calcetines de cocol, pantalones grises, su saco y una camisa blanca.

La notificación ocasionó molestia entre los servidores públicos, pues si bien reconocen que están orgullosos, mju, de la riqueza cultural del pueblo oaxaqueño, no todas y todos cuentan con trajes regionales, por lo que se verán obligados a desembolsar recursos que no tenían contemplados para comprar las prendas y así cumplir con las exigencias del gobierno. Pues rompan el cochinito y se compran su traje regional y si pueden aprender a bailar la danzas de la Guelaguetza, mejor. Y eso sí, antes de entrar a la oficina todos y todas cantan “La Sandunga”.

Así será de hoy en adelante, si sahumaron a los integrantes de la Suprema Corte, los oficinistas de Oaxaca se van a vestir de étnicos oaxaqueños. Ya en serio: ¿estamos locos?

De acuerdo con el oficio, cuya emisión confirmó José Armando López López, secretario particular del funcionario estatal, la vestimenta originaria que deberán portar es parte del programa denominado “Miércoles de Sti Guen-da Stidu (Miércoles de nuestra identidad)”. De igual forma se informó a los burócratas que el primero de octubre se les tomará una fotografía grupal con los trajes típicos. Algunos empleados, quienes solicitaron omitir sus nombres y puestos, manifestaron que dicho documento ya fue distribuido por todos los mandos y se les obligó a firmar la circular para corroborar que tienen conocimiento de la misma.

Así se hacen las cosas, faltaba más: “chirio tnuñu, ñuu savi”, en mixteco; “por la fuerza y con orgullo” en el idioma de los conquistadores. Aigoeei, ¿no tenían conocimiento de que Gilga sabe algo de mixteco? Se lo enseñaron allá en tierra lejanas, en la Sierra de Juárez. Ora si se apantallaron y no lo nieguen.

Todo es muy raro, caracho, como diría Witttgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi pensamiento”.


Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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