Martes 18 de agosto de 2020. 7:45 am. ¿Se encuentra la señora Vicario? Le traemos un paquete de Amazon. Andrés, ¿puedes abrirle a los de Amazon? Leona, por Dios, estoy escribiendo los Sentimientos de la Nación que le voy a entregar a Vicente Guerrero para que firme el histórico documento y además tengo que redactar el Acta de la Independencia. Todo yo, todo yo.
Una nota de Laura Poy Solano en su periódico La Jornada informa que “sin respetar la sana distancia y con aglomeraciones de miles de aspirantes y padres de familia, inició el primer día de exámenes del Concurso de Asignación 2020 para el ingreso al bachillerato, convocado por la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior, que prevé evaluar en dos fines de semana a casi 300 mil jóvenes.”
Entrar a la prepa: “Desde las primeras horas de ayer, miles de concursantes, en su mayoría portando cubrebocas y acompañados por ambos padres e incluso hermanos y familiares, se arremolinaron en las 142 sedes de aplicación, donde debieron formarse por más de 40 minutos para su ingreso, que incluyó un filtro sanitario en el que se les tomó la temperatura y se les pidió el lavado de manos. Pese a las recomendaciones de que sólo una persona acompañara a cada aspirante, padres y familiares, vendedores ambulantes y promotores de escuelas particulares propiciaron la aglomeración, donde se ponían a la venta mascarillas y caretas”.
Señor: usted no puede pasar, solo su hijo o su hija. Yo vengo a acompañar a mi pelón y a mi chiquita y usted se calla y no me ponga ese aparato en la frente porque borrará mis recuerdos.
Por la tarde, el subsecretario de Educación Media Superior, Juan Pablo Arroyo Ortiz, aseguró que con el apoyo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y de Protección Civil del gobierno capitalino no se dejó pasar a los familiares a 500 metros o a dos o tres cuadras de los planteles. Las aglomeraciones que se presentaron en las sedes de aplicación ocupaban tres a cuatro cuadras de familiares esperando. Los padres no se resisten y se pasan (del área delimitada) “y no podemos hacer mucho. Se les hacen las recomendaciones, pero no tenemos ninguna fuerza para impedirlo”.
El subsecretario reportó saldo blanco en el primer día de aplicación de la evaluación Comipems, a la que, dijo, asistieron poco más de 46 mil aspirantes en bloques de 22 a 25 mil adolescentes, aunque faltaron más de mil 100 registrados. Agregó que para hoy se prevé que participen 60 mil aspirantes en dos turnos, y destacó que entre uno y otro, se realiza la sanitización de las instalaciones. Gil le desea suerte y suerto.
Honoris causa
Cinco reporteros, o más, de medios alternativos, mju, que cubren las conferencias mañaneras del Presidente recibieron un doctorado honoris causa por parte del Claustro Doctoral Mexicano y Académico Universitario, el Centro Educativo Universitario de Morelos y el Centro Universitario Inglés. Ahora mal sin bien, este honoris causa le ha sido conferido, entre otros, a “Lord Molécula” y Paul Velázquez, el pirata que lleva un parche en el ojo, a veces el izquierdo, a veces el derecho. Por cierto, estas instituciones le otorgaron a la conductora Laura Bozzo este reconocimientón el año pasado. Muy merecido. Lord Molécula escribió en su cuenta de tuiter: “Agradezco al Claustro Académico Universitario tan inmerecido galardón, me compromete más con mi deber de informar con rigor periodístico como siempre”.
Gamés rodaba sobre la duela de cedro blanco en arcadas de risa y rosa.
Vergüenza
Ya en serio: ¿no les da pena premiar a los palafreneros del presidente Liópez Obrador? Darles un reconocimiento patito, un premio infame a esto pequeños miserables pagados por las oficinas de la Presidencia de la República, ¿no constituye esto un acto de corrupción?
¿No les da vergüenza a los encargados de la comunicación presidencial reconocer a estos lacayos que le facilitan las mañaneras al Presidente con preguntas a modo y ataques a la prensa crítica. Al contrario, pagan para que les den un reconocimiento. ¿Esa es la prensa que quieren? Jesús Ramírez, Jenaro Villamil: qué desgracia. Ni modo, lo que se ve ni se pregunta.
Todo es muy raro, caracho. Como diría Jaume Perich: “Un optimista es el que cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo”.
Gil s’en va
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