Política

La mamá y el papá del diablo

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Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco pensando en la mentira. Mientras entregaba dos centavos a la tragamonedas del lenguaje, Gamés leyó lo siguiente en una nota de Jannet López Ponce en su periódico MILENIO: “el presidente Andrés Manuel L(i)ópez Obrador acusó que la detención y acusaciones contra el ex secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna es una prueba de la derrota del modelo neoliberal que ya demostró que fue un fracaso, pues dijo que aunque el ex funcionario aún es presunto culpable, es muy fuerte que los encargados de la seguridad del país acepten sobornos”.

Sí, le sobra la rotunda palabrota, “neoliberal”, pero con la pena, si algo simboliza el caso García Luna es el fracaso de la política antinarco de Calderón. Lo menos que dirá el ex presidente es que fue engañado (al fin una voz pasiva) por su secretario de Seguridad. Y vaya engañifa, mientras Felipe Calderón combatía a los cárteles de la droga a balazos, su jefe de Seguridad pactaba con uno de los poderosos narcos y ofrecía información del cuarto de guerra. Uta. Licenciado Calderón, qué numerazo, pero en fon de eso se trata gobernar, qué le hacemos.

El adorno

Por cierto, la explicación del presidente Liópez Obrador que dejó en libertad a Ovidio Guzmán no dejó satisfechos ni a los sicarios que le salvaron la vida al hijo de su jefe, pero en fon: “Ahora salen estas cosas y se reafirma que el principal problema del país era la corrupción; imagínense, las autoridades encargadas de la seguridad del país ¡sobornadas! Ahora sí que, ¿qué garantía para los ciudadanos? Si no hay una frontera entre autoridad y delincuencia, si la autoridad está al servicio de la delincuencia no hay certeza de garantizar la paz y la tranquilidad”.

A Gil no le gusta la forma, pero el fondo es verdad: uno de los hombres de la seguridad nacional se vendió al narco, y no precisamente por un puñado de dólares. “Tengo pruebas de que fui el primero en oponerme a esa estrategia, pero García Luna los tenía fascinados. Imagínense, ¡un servidor público capaz de recibir sobornos! Es mejor la honestidad, que se resista al soborno, que no tener ideales, los vuelve locos el dinero, los autos, las residencias”.

Tampoco hay que adornarse demasiado, a García Luna le echaron el guante en Estados Unidos y en México no existía carpeta alguna de investigación. ¿Estamos? Liópez Obrador señaló que hay que saber si García Luna se apega a los mecanismos de colaboración que ofrece el gobierno de Estados Unidos para rastrear hasta dónde llegaron los presuntos sobornos y si esto involucra a otros funcionarios o llega hasta el ex presidente Felipe Calderón: “No sé qué vaya a concluirse sobre la investigación, está iniciando, es lo mismo que sucedió cuando inició lo de Guzmán Loera, se investiga, se escuchan testigos, hablan todos. Estados Unidos tiene un sistema donde reducen penas si se dice la verdad, si se colabora, entonces hay que esperar qué va a declarar García Luna, cómo se va a defender, hay que ver lo de los bienes y no deja de ser presunto, tiene derecho a la defensa”. Anjá, Gil sí entendió.

El sermón

Y luego de señalar la muy probable corrupción de un alto funcionario de seguridad de un gobierno anterior, viene el sermón de la Montaña: “Es que no debe reinar el dinero, la lección es que la ambición al dinero es muy perversa, antes se decía que el dinero es la mamá del diablo, ahora hay que agregar que el dinero es la mamá y el papá del diablo”.

Gil caminó hacia el muro sur del amplísimo estudio y se dio un tope de los fuertes: soc!: no, no, no, señor Presidente, el dinero no es satánico, lo que se acerca al mal es la ilegalidad y el crimen, el soborno, la corrupción. El Presidente no debería utilizar como sinónimos al dinero y al robo, pero al parecer está por demás, en la cabeza del señor Presidente el dinero es sinónimo de algo satánico. Mala cosa. De paso, Gil confiesa que si no es robado o mal habido, el dinero le interesa.

Todo es muy raro, caracho, como dijo Corneille: Si te quejas de que te traiciono, búscame enemigos a los que pueda odiar.


Gil s’en va

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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