Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil dormitaba y, como en los sueños, la vida parecía absurda. Vean si no: aunque la semana pasada, el próximo secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, aseguró que México no necesariamente será como Dinamarca en materia de salud pero van a tratar de que haya calidad, ciencia y que sea para toda la población, el presidente Liópez reiteró que el sistema de salud pública que dejará cuando termine su sexenio no será como Dinamarca, sino algo mejor. Pero, por Dios bendito, si dejará la Presidencia en menos de noventa días. A veces Gil quisiera reír a carcajadas como en las mascaradas y etcétera. Me cae, hay que tener cara de póker.
En el mundo de los tercos y los mentirosos el Presidente aseguró que ya se tiene el abasto de medicinas al 100%, los médicos y especialistas necesarios, además de que no se tienen problemas financieros. Pues Gil se abraza a sí mismo.
Si nos creen, inventemos
Gamés caminaba sobre la duela de cedro blanco y se dio un tope de los fuertes, ¡soc! De verdad tenemos que creer estas mentiras: “Ahora estamos llevando a cabo este plan y se va avanzando, con el apoyo de los gobernadores se está federalizando todo el sistema de salud y queremos en septiembre ya poder izar banderas blancas y decir ‘ya está’, ya hay abasto de medicamento al 100% y se tienen los médicos, ya hay especialistas. Es todo un desafío y no es Dinamarca, va a ser mejor que Dinamarca”.
¿Qué hacer, lectora, lector ante la mitomanía presidencial? En serio, qué se puede hacer: uno, tirarse de un puente; dos, observar la decadencia; tres, resignarse al triunfo de las mentiras; cuatro, aumentar la dosis de Tafil.
El Presidente: “No tenemos afortunadamente problemas financieros, tenemos los recursos que se requieren para dejar un buen sistema de salud que es muy importante, porque la mayoría de la gente no tiene para curarse y cuando enfrenta una enfermedad y tiene que ir a un médico particular, a un hospital particular, pues aunque no le cobren mucho de todas maneras, les genera muchos problemas, sufre mucho la gente para poder pagar la atención médica. Entonces, es una responsabilidad del Estado garantizar el derecho a la salud y es lo que estamos haciendo”.
Escribamos palabras que condensen estas declaraciones; cinismo, hipocresía, mentira, abuso, abyección. La verdad, hay que tener cara dura para afirmar esto después de cinco años y medio de desastre, desabasto de medicinas, hospitales en ruinas, muertos en pandemia.
Salud!
Gil lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Pedro Villa y Caña y Alberto Morales: “Después de la presentación de la segunda parte del gabinete de Claudia Sheinbaum, el próximo secretario de Salud, David Kershenobich, dijo que México no necesariamente será como Dinamarca porque van a tratar de que haya calidad, ciencia y que sea para toda la población (...) Que sea de Dinamarca quiere decir que sea de calidad, con ciencia y que sea para toda la población, (...) vamos a tratar que todos esos aspectos, gratitud en el servicio y tener un servicio fortalecido para toda la población”. Mju, sí, cómo ño, muy preciso el que será el nuevo secretario de Salud que dicen que es un genio hepatólogo. Dios quiera.
Esperen, que nadie se mueva de sus lugares: en Palacio Nacional, el presidente Liópez también agradeció el apoyo del gobierno de Cuba, que envió especialistas para atender a los mexicanos: “Queremos agradecer mucho, volver a agradecer, siempre agradecer al pueblo y al gobierno de Cuba, porque nos están ayudando con el envío de especialistas que no se tienen en nuestro país”.
Doctor Kershenobich, ¿qué opinión le merece esta declaración del aún Presidente? ¿Gracias a Cuba por mandar médicos especialistas que no tenemos en el país? ¿Qué opina el próximo secretario de Salud? Nada, cierra los ojos y ausculta.
Todo es muy raro, caracho, como diría Mark Twain: “La gran diferencia entre un gato y un mentiroso es que el gato tiene apenas nueve vidas”.
Gil s’en va