Política

Celebrando al dictador

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¿De verdad vamos a condecorar a dictadores? Sí, definitivo. Muy calladitos, y poco a poco, y en Campeche, Liópez Obrador le otorgó a Díaz-Canel, el tirano de Cuba, la orden del Águila Azteca, en grado Collar, la mayor distinción que da el gobierno mexicano a distintos personajes del mundo. Y ahí tenemos a Liópez poniéndole la medalla a Díaz-Canel. Gamés quiere un reconocimiento en grado collar, algo misterioso pues no se sabe si el collar es de perlas o de perro.

Donde hubo tamales de chipilín y ron revolucionario fue en su periódico La Jornada. Aquello fue un fiestón que llegó así a la primera plana: “México estará a la cabeza del movimiento contra el bloqueo a Cuba: AMLO” y tremenda fotaza. Felicidades. La Rayuela, ese breve editorial del periódico de marras dice así: “¿Por qué no se quejaron cuando, sin consideración alguna, el gobierno de Peña Nieto otorgó la Orden del Águila Azteca al yerno de Trump?”. Como en esa redacción el fanatismo los enceguece, no quieren citar los comentarios de muchos opinadores que deploraron ese acto miserable del ex presidente Peña. Tampoco opinó, por cierto y al respecto, Liópez Obrador, que luego se venció ante Trump vergonzosamente, pero ese es otro cuento.

El elogio de Fidel Castro que ha hecho el Presidente de México le voló a Gil el contenido, escaso, de la sesera: visionario fue lo menos que le asestó al comandante. Ya lo sabíamos, pero verlo es distinto: la devoción por la Cuba castrista, de no creerse. Ni una migaja de crítica, ni un mendrugo de la terrible realidad cubana. Nada: hay unos malos que han bloqueado al débil gobierno cubano y unos héroes que han soportado las agresiones de un gigante, la Numancia que dice Liópez.

Cómo sería

Veamos: en México y en una circunstancia semejante a la cubana, Liópez no sería presidente, pues llegó al poder por la vía de una elección, pacífica, competida y organizada por el INE. Desde luego no habría partidos políticos, pues la disidencia en Cuba se castiga con la cárcel. Periódicos como éste en el cual escribe Gilga, no existiría, ni otros, puesto que no hay libertad de expresión. Probablemente se podría leer La Jornada, diario oficioso del régimen. Muchos escritores, periodistas y empresarios habrían abandonado el país perseguidos por el gobierno. No podríamos elegir qué canal de televisión ver, ni que estación de radio oír. Nada de frivolidades neoliberales. El internet restringido impediría que la lectora y el lector pudieran entrar a donde les diera su regalada gana. Nada de eso, las redes sociales son antirrevolucionarias. Nadie va a la tienda a comprar lo que alcance a su bolsillo y su gana: cero. Y si a usted se le sorprende con un kilo de carne clandestina, al tambo, un año. ¿Eso queremos? ¿A ese mundo le ponemos una medalla?

Más médicos

El presidente Liópez agradeció la ayuda del gobierno cubano en temas de salud, se refería al personal médico que ha llegado a México, así como de estudiantes que fueron a especializarse a Cuba. ¿Listos? El dictador cubano expuso: “Venimos a devolver en persona el abrazo que recibimos en horas difíciles e inciertas, junto con la ayuda material y la asesoría técnica en áreas y actividades vitales por parte del gobierno y el pueblo mexicano”. Pues no estamos del todo enterados de esa ayuda, pero ya sabemos que la transparencia no es el fuerte de la cuatroté.

Gil lo leyó en su periódico El Universal: “el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió al gobierno de Cuba ampliar el convenio que tiene para que lleguen más médicos especialistas a México (…) Es muy probable que necesitemos más médicos, más especialistas de Cuba. Aquí, donde no nos escuchan y no nos ven, pues de una vez lo doy a conocer: ojalá y nos apoyen con más médicos, con más especialistas, porque tenemos un compromiso de que en julio de este año debemos de tener ya completa toda la plantilla de personal en centros de salud y en hospitales, y lo podemos lograr si seguimos contando con el apoyo de ustedes”. Así las casas (muletilla patrocinada por el patrocinador Bartlett).

Todo es muy raro, caracho, como dijo Churchill: “La dictadura, devoción fetichista por un hombre, es cosa efímera, un estado de la sociedad en el que no pueden expresar los propios pensamientos, en el que los hijos denuncian a sus padres a la policía; un estado semejante, no puede durar mucho tiempo”.

Gil Gamés

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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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