El día de ayer el ex canciller Marcelo Ebrard durante una rueda de prensa dio un fuerte pronunciamiento en contra de la dirigencia nacional de su partido y de Claudia Sheinbaum, quien es su competidora más cercana en la lucha por la candidatura presidencial morenista.
“Están usando masivamente a la Secretaría del Bienestar por todo el país, diciéndoles que el presidente quiere que sea Claudia, ¿por qué?” fueron las palabras de Marcelo Ebrard acusando a dicha dependencia federal de movilizar gente a favor de Sheinbaum en los eventos para elegir al próximo coordinador nacional de los comités en defensa de la Cuarta Transformación.
Es de conocimiento público las hondas diferencias entre Ebrard y Sheinbaum, el primero forma parte de un ala moderada del partido, en tanto que la segunda es señalada por estar vinculada al ala radical.
“La decisión real es Marcelo o Claudia, eso es lo que hay que decidir” sentenció Ebrard ante los simpatizantes que lo acompañaban.
De acuerdo con la comentocracia nacional Sheinbaum ganará la encuesta más que por mandato popular lo hará por dedazo presidencial. Marcelo Ebrard sabe que está es su última oportunidad de ser presidente, hombre formado en las filas del PRI en la década de 1980 teniendo como mentor a Manuel Camacho Solís, político cercano a Salinas de Gortari, su carrera política se ha caracterizado por la disciplina y la no estridencia, hace doce años perdió la encuesta interna del PRD en la que se eligió al candidato presidencial, reconoció que el resultado le favorecía a López Obrador, en aquellos tiempos gente de su equipo cercano le comentó que debía impugnar el resultado derivado de las inconsistencias en la elaboración de la encuesta por parte de la casa encuestadora que la realizó, pero se disciplinó y apoyó a su jefe político de ese entonces y que lo sigue siendo, al menos por ahora, el presidente López Obrador.
Es muy probable que Ebrard pierda, pero como él dice, si Sheinbaum no estuviera preocupada por ganar la encuesta no estaría derrochando dinero en bardas, anuncios y en acarrear gente.
Difícilmente Ebrard romperá con el presidente López Obrador en caso de una victoria de Sheinbaum.
Haciéndole al adivino creo que Ebrard optará por alejarse de la vida pública durante el periodo de la campaña electoral presidencial, no renunciará a MORENA, pero tampoco apoyará a Sheinbaum, posiblemente lo hará en las formas, más no en los fondos.
Todo indica que el escenario de una ruptura al interior de MORENA, a pesar de los intentos del presidente por mantener unido a su partido, se dará.
