Conozco gente que no quiere a México, que desearía que las invasiones que tuvimos por parte de los Estados Unidos, de España, o de Francia en el convulsivo siglo XIX hubieran tenido éxito y ahora poder borrar 112 años de independencia, como un sueño secreto de traición a la patria. Se imaginan siendo parte de una potencia, de un país europeo desarrollado, y por ende todo lo alusivo a los festejos patrios de este mes no tienen importancia para ellos.
En confirmación a lo anterior, podría ser la encuesta de De Las Heras Demotecnia con motivo de estas festividades, en el que los resultados arrojan cifras negativas respecto a la identidad nacional, ya que casi la mitad de los encuestados, es decir un 48% dijeron que les hubiera gustado haber nacido en otro país, y el 52 % está feliz de ser mexicano. Mientras 4 de cada 10 les hubiera gustado vivir en otro país.
Aunque sabemos que no son necesarias las encuestas o los señalamientos para mencionar este tipo de ciudadanos que no quieren a México, solo hay que darnos cuenta de su forma de vida, como es en lo económico; que gastan más en viajes y consumo foráneo, así como en la adquisición de propiedades y cuentas bancaria. Las escuelas e inversiones también las llevan a cabo en otros lugares, así como sus costumbres, vocabulario, vestuario parecen no ser de aquí, y que coincidentemente su apariencia es de extranjeros.
A pesar de los anteriores ejemplos no podemos asegurar que una mayoría de mexicanos carezcan de sentimiento de pertenecer a una nación como la nuestra, tan fundamental para la cohesión y unidad, que se manifiesta más durante este mes, en recordatorio a episodios de la historia que nos dieron independencia. Tendríamos que pasar desapercibidos los cientos de miles de mexicanos que festejaron en las afueras de los recintos gubernamentales después del Grito (160 mil Ciudad de México; 75 mil Guadalajara; y 60 mil Monterrey) y millones que suman en todas las entidades de la república, así como en los hogares y escuelas.
Somos más los que valoramos lo que conforman los valores de nuestra identidad como son el idioma español, las lenguas indígenas, la religión, nuestra raza que es mezcla indígena y española, nuestras tradiciones, la gastronomía, música, lugares turísticos, símbolos patrios, la historia, nuestro desempeño en las artes y la ciencia, así como el actual momento político que vivimos.
La identidad del mexicano que ha sido analizada por filósofos y ensayistas como Octavio Paz, en el que desde su punto de vista es compleja, porque somos mestizos y haber surgido de una conquista, por eso vivimos inconscientemente en un conflicto entre dos civilizaciones: la indígena y la española. Así como la idea de Samuel Ramos, que reconoce que el modo de ser del mexicano se moldea a través de su circunstancia (en alusión a la concepción de José Ortega Y Gasset).
Es así como la perspectiva de nación que tenemos se ha dado desde el chauvinismo, que es una exaltación del sentimiento nacional, o desde el malinchismo que se inclina hacia lo extranjero en detrimento de lo nacional, peroque aún muchos seguimos buscando el justo medio.
Vivir el mes patrio desde cualquier ámbito, es contribuir al bienestar de todos los mexicanos, como una prueba más de que queremos a México.