Hoy renuncio a ser tu intérprete emocional; a tratar de leerte el pensamiento. A aceptar más del 50 por ciento en aquello que nos une. Renuncio a ser “tu sombra”. A perseguirte y perseguir lo que no sale de ti espontáneamente, lo que no ha brotado por sí solo; y que esa ausencia, es prueba de que no existe.
Renuncio a la necedad de que mis fantasías se vuelvan realidad; por eso se llaman así, y nacieron y morirán siendo eso.
Renuncio a seguirme tratando como una persona que no merece ser amada, y que por ello insiste, y busca, lo que debiera llegar solo (si en realidad habita en ti). Renuncio a asignarle a mi amor, capacidades que no posee; como el controlar; como el lograr que otros me amen igual.
“A fuerza, ni los zapatos entran”, decía mi abuela.
Entiendo que auto respeto, es darme cuenta, de que el conformismo no se hizo para mí; que no hay razón alguna para aceptar nada, que esté un centímetro por debajo de la plenitud. ¿Por qué habría de aceptar tal cosa?
Mucha gente se empeña en hacer funcionar una relación a toda costa; a costa incluso de su propia felicidad. Inventaron la palabra “sobrellevar”; “Hemos aprendido a sobrellevarnos”.
¿Y por qué una relación tendría que ser “sobrellevada”?
¿De dónde sacamos ese disparate? ¿Quién nos hizo creer que nos merecemos tal cosa? Confundimos la tolerancia con la resignación. La aceptación incondicional con el conformismo. El equilibrio con la mediocridad.
Por mí y por ti, por nuestra dignidad… renuncio.
Porque ninguno de los dos merece apagarse como una estrella moribunda. El amor no es tormenta, ni angustia, ni calvario... ni crucifixión. Porque uno solo no puede sostener lo que es de dos; el altruismo no se lleva con el romanticismo. ¿Te interesa dar sin recibir? Acude a la Fundación Calcuta.
El amor nace sólo; como la yerba del campo. Cuando es real, no te pide permiso. No persigue; coincide,
No se aprende, no llega con el tiempo; simplemente está o no está, tocaba o no tocaba. No es tensión, es fluidez. Es espontáneo y recíproco. No te engañes. El Amor es el Arte del Encuentro; buscar el amor es siempre una insensatez; ÉL “te halla” a ti.
Hoy renuncio… No a ti; sino a mi forma neurótica de vincularme contigo.
