En los asuntos de la familia, a la que dicen que no escogemos… creo firmemente que la vida nos la presentó desde antes de nacer… pero sea cual sea el caso, elijo amarlos sin condiciones. Si caminan a su ritmo, está bien, no los cargo. Si se alegran río con ellos. Su llanto no puedo evitar que me duela… menos aún el que ellos mismos se siembran, pero en esos casos aprendo a ver los toros desde la barrera. Cada quien elige su propio camino y es de respetarse. Lo acepto así. La otra, es inmolarse en el ruedo, pero lo de mártir es la peor de las inversiones. Algunos aprenden vía comprensión, otros, vía fregadazos… me dijo alguien muy querido.
En los asuntos de la amistad, es hermoso confiar, esperar mil cosas buenas de la gente.
Recibirlos espontáneamente alimenta el alma. Entender que no están obligados, templa el espíritu. Así, dice Anthony de Mello, si llega, lo disfruto; si no, no tengo por qué sentirme mal. Es contemplar los deseos concedidos, como a alguien muy querido, que te encuentras casualmente en el camino y te acompaña. Pero eliges no hundirte si caminas solo.
La confianza es un espacio para la interdependencia. La codependencia no conviene, pues masacras el tiempo resolviendo la tarea de otros, y te olvidas de la tuya. Y la independencia egoísta nos aísla… y no conozco ningún ermitaño que haya hecho algo grandioso por el mundo. Depender y que dependan es sano, mientras no elijamos ceder el control de nuestras vidas.
En los asuntos de la confianza, aceptas que la seguridad que pides no existe. No hay garantías. Si las hubiera, la fe sería una burla. No sabes si la gente te será leal, pero elegimos ser leales de todas maneras. Teresa de Calcuta vivió y murió creyendo en la capacidad humana para el amor. Por eso no lo hablaba; lo practicaba. No te desilusiones de los humanos, nunca dejes de creer. Sin fe, estamos muertos. Elige esperar cosas buenas de la gente. La otra es amargarte con una interminable lista de cuentas pendientes, que terminamos por facturarle a otros. A veces, un corazón enojado, no busca quién le hizo sino quién se la pague. Y vamos por la vida lastimando gente. Por eso, elige no guardar rencores… te vuelven tirano.