Así como tu teléfono llega un momento en que necesita ser reiniciado y liberado de archivos basura, que están haciendo más lento su sistema, así nuestra mente requiere periódicamente una revisión de los filtros de percepción con los que hemos estado encarando la vida y las circunstancias.
Un filtro de percepción son pensamientos y prejuicios con que procesamos las cosas que nos pasan, para comprender a las personas e interpretar sus actos. Filtramos la realidad y los sucesos desde la perspectiva de nuestra programación mental, de los aprendizajes recibidos en el pasado remoto, incluso desde la misma infancia.
Muchos de esos filtros mentales ya no son válidos ni útiles en el presente. Y nos generan limitaciones y disminuyen nuestra capacidad de disfrutar la vida y a la gente. Incluyen temores que nos hacen limitarnos para intentar cosas nuevas. Para aprender.
Incluyen prejuicios, desconfianza hacia gente del presente por recuerdos dolorosos del pasado que nos hicieron otras personas. Ideas pesimistas que nos hacen creer que si intentamos algo, de seguro saldrá mal, porque en años anteriores tuvimos malos resultados en otro tipo de proyectos.
Reaccionamos a la defensiva sin que en realidad alguien nos esté atacando, porque los filtros mentales del pasado nos han vuelto paranoicos y nos hacen creer que necesitamos contratacar para no salir lastimados en las relaciones con otros.
Quizá cuando éramos niños, pasamos por situaciones de verdadero abuso o maltrato y éramos impotentes para defendernos.
Eso ocurrió mucho tiempo atrás, pero seguimos empleando en el presente los mismos filtros mentales con que funcionamos en aquella época. Por eso nuestras reacciones en el presente suelen ser desproporcionadas y carentes de sentido y nos complican los vínculos. Muchos niños crecieron escuchando a sus padres hablar sobre problemas económicos y limitaciones. Lo oyeron tanto, que sus filtros mentales del presente siguen conectados a la pobreza.
Y aunque tengan la oportunidad de prosperar, se siguen limitando porque inconscientemente su manera de percibir la vida no ha cambiado.
¿Hace cuánto que no depuras el software de tu sistema de creencias?