Comenzaron las campañas electorales en el estado y a un mes de iniciadas, esta es la radiografía de los partidos políticos. PAN, PRI y PRD están desdibujados. Del proceso electoral del 2018 a la fecha se caracterizaron por su ausencia en el debate público. Mientras el PAN y el PRD vivían una suerte de esquizofrenia producto de su alianza con MC, el PRI, de plano, transitó entre el vacío y la inercia, sin agenda, sin voz y sin fuerza.
De las nuevas opciones que se incorporan, ambas nacen con pecados capitales. Hagamos representa la primera apuesta política independiente de la Universidad de Guadalajara, pero sus cartas credenciales huelen a un rancio reciclaje de su sempiterna clase política. Hagamos es el nuevo envase para la apuesta de siempre: el juego político del grupo universidad. Por su parte, Futuro es una versión anémica de Wikipolítica. Perdió la frescura, e hipotecó la identidad en aras de ser electoralmente más competitivos. En el pragmatismo pagan las consecuencias. Sus candidaturas más emblemáticas apenas pintan en la contienda. Lucen divididos, torpes y desconectados de la realidad. Para ambos partidos la meta es conservar el registro, pues electoralmente están lejos de competir por grandes cosas.
De tal forma que la competencia real se reduce a dos opciones políticas, Morena y Movimiento Ciudadano. En Jalisco, Morena ha sido ejemplo de cómo hacer mal las cosas. Internamente han sido un paradigma de división y contradicciones. Como oposición nunca tuvieron la capacidad de articular posturas sólidas y creíbles, sus batallas no hacían eco, sus señalamientos tenían la consistencia de la espuma. Su gran activo proviene de la popularidad del presidente, quien les transfiere una buena parte de los positivos de los que goza la marca, pero no debemos olvidar que Jalisco es de los estados donde la popularidad presidencial ha estado por debajo del promedio nacional.
Por su parte, Movimiento Ciudadano, como partido en el poder, ha logrado darle a su marca cierta estabilidad, y sobre todo, presencia territorial. Las elecciones del 2018 le permitieron controlar las ciudades más importantes del estado y con el relevo en su dirigencia estatal, ganó en presencia mediática, capacidad de debate y defensa de la marca. Movimiento Ciudadano tiene la ventaja que da el poder. Sin duda, es el partido a vencer y es al mismo tiempo, el partido que lleva mano en el proceso electoral.
Morena y Movimiento Ciudadano se disputan distintos electores. El partido del Presidente busca retener el voto popular, el voto que tiene comprada la estrategia de polarización del Presidente. Mientras tanto, Movimiento ciudadano busca mantener su voto urbano y de paso, presentarse como la opción que defiende a Jalisco del mal gobierno de Morena a nivel nacional.
A poco más de un mes de que terminen las campañas, y dada la pandemia del covid, no se siente en el estado un clima electoral. El músculo territorial migró al ciberespacio. La guerra de la percepción se cifra en interacciones, en comentarios, en publicidad y en la capacidad que tengan los equipos de campaña de intervenir en la conversación.
Frank Lozano