Sin importar la nacionalidad, cultura o género, la música siempre ha tenido la capacidad de cambiar nuestro estado de ánimo, influir en nuestro pensamiento e incluso formar grandes manifestaciones sociales que expresan gustos y sentimientos a través de los ritmos y letras. Gracias a su presencia en la historia, el día de hoy es una de las industrias más grandes e importantes en el mundo; según un informe global de música de IFPI los ingresos mundiales por música grabada durante 2021 fueron de 25 mil 900 millones de dólares, un 18.5 por ciento más que en 2020. Esta cifra reafirma que sin importar en qué época nos encontremos, el ecosistema sigue significando una oportunidad de negocio que siempre hay que tener en la mira.
Este mes se celebra el Día Internacional del Rock, evento surgido a partir del festival “Live Aid” para apoyar a Etiopía. En ese entonces, el concierto recaudó aproximadamente 127 millones de dólares y supuso un antes y un después en la industria por su tremendo alcance, siendo retransmitido en más de 72 países y logrando llegar a ser uno de los eventos más vistos del mundo.
Adelantando el tiempo a la actualidad, esta representatividad ya no es tan impresionante para la generación Z, acostumbrada a tener acceso a conciertos en plataformas digitales y a compartir experiencias transformadoras con usuarios similares en cualquier parte del mundo.
Apenas el año pasado, la banda de pop coreano Blackpink, durante la pandemia, convirtió a una plataforma como YouTube en el foro más grande del planeta, al cual pudieron acceder miles de personas de decenas de países en todo el mundo. En total, 81 países diferentes obtuvieron su entrada y disfrutaron de otras experiencias, incluidas en el ticket virtual, algo que jamás hubiera imaginado ni alguien tan experimental como David Bowie.
Más allá de los conciertos, la economía de la industria musical es latente; según datos del reporte 2020 de Global Web Index, 79 por ciento de la generación de entre 18 y 34 años de edad escucha música por lo menos una vez a la semana y más de 2 mil millones de usuarios registrados en YouTube ven un video musical cada mes. Recientemente, el nuevo video de Shakira y Raw Alejandro, Te Felicito, llegó a las más de 206 millones de visualizaciones a dos semanas de su estreno y la cuenta sigue aumentando, mientras que el artista del momento, Bad Bunny, por semanas consecutivas se ha posicionado en el top tres mundial con dos videos de su nuevo albúm Un Verano Sin Ti.
Sin duda alguna el ecosistema digital es un lienzo con una audiencia potencial para artistas, productores, disqueras, videógrafos, agencias, creadores e incluso marcas que se benefician de este puente existente con el público. El mantener esta industria es vital para no frenar la creatividad e innovación.
El análisis y la expansión del negocio es vasto y complejo, la escena musical seguirá en evolución conforme nuevas tecnologías surjan y de esta manera la creatividad se mezcle con nuevos formatos. Al mismo tiempo, más personas tendrán acceso a mucha más tecnología acelerando su crecimiento, permitiendo que nuevos talentos salgan a la luz y habilitando nuevos espacios de interconexión cultural. Ayer fue Justin Bieber, cuando fue descubierto a través de un video y hoy es un fenómeno global que inspira a millones. Mañana, artistas disruptivos llegarán para relanzar la industria y encabezar los tops globales. Sin importar la situación en la que el mundo esté, la industria musical continuará encontrando la manera para adaptarse, crecer y seguir siendo un componente principal de la forma con la que nos relacionamos.
Por: Francisco Sayans
Líder de Soluciones de Marca de Google y YouTube para Latinoamérica.