Cultura

Venus y el regreso: la sincronicidad

  • 30-30
  • Venus y el regreso: la sincronicidad
  • Fernando Fabio Sánchez

A partir del 2 de abril se confirma el ascenso de Venus a su fase de Estrella de la Mañana, luego de más de diez días en la invisibilidad. 

Asimismo, sucede después de haber brillado tanto en la madrugada como al atardecer —fenómeno conocido como visibilidad dual— entre el 18 y el 21 de marzo.

Aunque la astrología es una actividad más cercana a la alquimia que a la física moderna, nos llama la atención que fue precisamente el miércoles 2 de abril cuando inició el proceso de descomposición del modelo globalista económico, desencadenado por los aranceles impuestos por el presidente de los Estados Unidos y seguido por la caída de la bolsa de valores de ese país.

Tal como Venus emerge al amanecer, el mundo parecería entrar a un nuevo ciclo, marcado no solo por hechos económicos, sino por una reconfiguración simbólica del orden. Una nueva era ha iniciado.

Y digo “nueva” sin implicar si será mejor o peor. Eso ya lo descubriremos. No obstante, diré con honestidad que ya se veía venir este momento. Solo nos faltaba descubrir cómo sucedería.

Sin cobijarnos en el esoterismo, recordemos que Carl Jung dijo que la astronomía no es más que un tipo de sincronicidad. 

Y podríamos definir la sincronicidad como “la ocurrencia simultánea de dos o más acontecimientos vinculados por el sentido, pero no por la causalidad”.

Es decir, el anuncio de los aranceles y el ascenso de Venus coinciden simbólicamente como una resonancia psíquica, configurando en nuestra cultura una relación entre arquetipos. En este caso, sería el comienzo de otro ciclo, de un tiempo nuevo.

Y no es que un hecho haya provocado al otro. La sincronicidad solo nos muestra cómo los acontecimientos pueden vincularse por su significación.

Su coincidencia no depende de la mecánica causal de los objetos y fenómenos, sino de lo simbólico, de lo inconsciente y, en última instancia, del misterio.

Sean cuales sean las consecuencias de estas políticas en vigor, estamos ante una nueva forma de correspondencia entre las naciones, coincidentemente cuando Venus se presentó en el cielo de la mañana.

Y en este escenario, llegamos al último acto de esta serie.

Por varias semanas y entregas, nos concentramos en los mitos relacionados con el descenso de Venus al inframundo y la personificación de Venus como Xólotl, el nahual de Quetzalcóatl, dios de los marginados, de los seres en transición, con rostro de xoloitzcuintle.

Para concluir, entremos ahora en el mito mayor relacionado con Venus que fue el núcleo simbólico del pensamiento mesoamericano.

Me refiero a la partida de Quetzalcóatl hacia el Oriente con la promesa crística de regresar, dramatizada por escritores y artistas plásticos; un mito que, según algunos, influyó la historia misma.

Y lo asombroso —¿lo sincrónico?— es que todo comenzó con una confrontación política entre hombres, tal como ocurre en el presente. 

Así lo narra Fray Bernardino de Sahagún en su gran crónica.

Empecemos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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