Cuando era joven, escuché muchas veces decir que los de mi generación éramos el futuro de México; ese futuro del que se hablaba en los ochentas, es hoy. Después de mirar el escenario nacional de un país que parece ya no tener remedio, me pregunto: ¿De verdad fuimos este futuro feroz que estamos viviendo? La revolución, como dice Paco Ignacio Taibo II, sigue estando a la vuelta de la esquina, pero nunca falta el HDP, que en cualquier descuido nuestro, se levanta más temprano que nosotros, para de madrugada, jalar las calles y que al despertarnos, otra vez la revolución haya tomado distancia. A pesar de la mala lección, pienso que hoy, más que nunca, la esperanza reside en la rabia y el amor que ostentan los jóvenes que toman para su corazón, las causas donde el pueblo reclama la medida de sus sueños. Y no voy a endilgarles una responsabilidad a la fuerza; afortunadamente, y a diferencia de otras generaciones, hoy más que nunca, los jóvenes han tomado las calles y las casas, para hacer una revolución donde las manos empuñan trabajo, poesía y música, como herramientas para fundar el presente.
En esas filas conocí a Erick Alan Hernández Ortega (Jacke Pank), del que pongo su nombre entero, para que conste. Eran los primeros días de enero, cuando con el buen René G., fuimos a cantar a un evento ciudadano en Ciudad Sahagún. Erick andaba como casi siempre, en el kiosko, donde junto a su crew se junta para hacer malabares y compartir su poesía. Hubo un tiempo en el que también hizo break dance, pero después de un viaje de 6 meses por Bolivia, Argentina, Perú y Brasil, las artes circenses se le volvieron un oficio que bien combina con su trabajo en el mundo de las letras y su empleo en un taller de su ciudad natal.
Erick me cuenta que comenzó a escribir poesía y cuentos cortos hace aproximadamente 4 años; hoy tiene 21 y un título universitario. Menciono lo del título, porque en esta trinchera, los logros a favor siempre cuentan. Él dice que escribe para sus amigos, sus amores y desamores, y en general para las personas que quieran conocer algo de él. Me parece que su afirmación es profundamente honesta, porque el fusil dispara flores, cuando la trinchera de los años, sirve para hacerle frente a la falta de madre que prevalece en este México acribillado. Él escribe para cuestionarse a sí mismo, para revisar las cosas simples de las que está hecha la vida, y para someter a la reflexión sus propios pasos, porque su obra trasciende la actitud contemplativa, y se atreve a la revelación y a la rebeldía, con causas y azares que son apología de una militancia sincera por un México donde no haya oprimidos ni opresores, sino un lugar donde quepan muchos mundos en los que vivir sea la consigna.
Actualmente prepara la publicación de su primer libro con la Pulkata Press y la ayuda de Paul Berssey. Sueña con que el arte y la cultura ofrezcan la ocasión de una convivencia tolerante, con la voz del pueblo como bandera. De momento, su territorio es la poesía, y desde ahí, su puño en alto consigna que los indignos en esta tierra, “no pasarán”, y yo le creo, como creo fielmente en que el oficio nuestro, más allá de la “ocupación”, debe ser el amor. Eso es lo que pienso cuando veo a esta generación que algunos quieren marcar para el fracaso y la condena; pero si en este país, Erick y otros más se juntan con los suyos y los ajenos (como es su empresa), y toman por asalto la patria, a golpes de imaginación, de palabras verdaderas, la poesía habrá de poblar las calles y las casas, para hacer irremediable la aurora de México. Podrán marchitar los campos de maíz, pero el xiloteo no cesará de anunciase en los que como Erick y muchos otros en el altiplano pulquero de Hidalgo, en el norte, en el sur y por todos los rincones del país, hacen que la palabra permanezca, para honra y gloria del pueblo y del florido territorio del amor.
Creo que hay poetas que servirán al país para cantar sus glorias, pero también hay otros que, como Erick, fundan la esperanza y el afán sobre el que la gloria se sostiene. Octavio Paz dice que el mundo nace cuando dos se besan; en las provincias de la revolución, la poesía es el sitio de los labios más urgentes, porque “la gloria está (como siempre) en los libros que leímos, en las películas que aplaudimos y en las muchas veces que bailamos…” Erick y su banda, sabe muy bien que es momento de derrotar la soledad, es tiempo de la fiesta colectiva, por eso nunca baila solo…
Jamädi…