Cultura

Sebastián Galindo es una “Persona Normal”

  • Ahora que me acuerdo
  • Sebastián Galindo es una “Persona Normal”
  • Emiliano Páramo

El título de esta columna es una hermosa mentira que sirve para juntar en la misma frase un libro de Benito Taibo y el "Libro Viviente" que es mi amigo Sebastián Galindo, que por muy buenas razones, no es una persona normal, en el más llano sentido de la palabra, porque si ser como él fuera la norma, el mundo tendría muchas cosas buenas más de las que los noticieros nos prodigan. Lo conocí hace algunos años cuando le daba por bailar; hoy día es un ingeniero civil que cursa las horas hábiles entre oficinas y obras públicas, con el ansia de que su jornada laboral pase muy rápido, para destinar el resto del día al capricho de su corazón que son las pasiones que lo habitan. Además de buen bailarín, Sebastián escribe, es deportista, va al gimnasio, le da por enamorarse muy seguido y no para de leer. Muy a menudo en sus redes sociales le cuenta a sus amigos por donde van sus ojos, en qué libro ha encontrado espejos y en qué historia se le han abierto puertas y ventanas, mientras se adosa por destino a la "República Democrática de los Lectores", como le llama Benito Taibo. Sebastián es muy modesto, por eso no se atrevería a reconocerse como profesional de la escritura creativa, aunque espero en algún momento resuelva publicar el libro que brota de su pluma, para gozo del respetable que lo lea y encuentre en sus letras, un caudal de humanos ejemplos de alguien que hace rato descubrió que la vida se hizo para disfrutar por la ruta que marca el corazón.

Vuelvo al título de la columna; esta semana, Victoria, hermana de Sebastián, publicó en su Facebook que estaba leyendo "Persona Normal", uno de mis libros favoritos, no sólo por su historia y la limpieza de la pluma con la que fue escrito, sino sobre todo por lo mucho que provocó y seguirá provocando en mí y en los miles de lectores que tiene por toda Latinoamérica. Cuando conozco a alguien que ha disfrutado un libro de modos parecidos a como lo he saboreado yo, siento que me encuentro con un hermano, aunque Victoria más bien sería como una hija o una sobrina, pues es muy jovencita junto a mí, pero para el caso, es de algún modo lo mismo: nos traban desde la sangre, los miles de ojos y el corazón que un libro nos fundó en el alma, como se funda una patria sin fronteras sobre los terrenos de la esperanza. En la publicación, junto al link facebookero de la obra benitotaibesca, aparecen las palabras: "Todos los Sebastianes suelen caerme muy bien... " Sebastián se lo recomendó a su hermana y en la respuesta a la publicación, él le asegura que sabía que le iba a gustar, del mismo modo en que ella también sabe cómo es que el Tio Paco y el Sebastián de la novela se les parecen de una y mil formas, porque así mismo se parecen a muchos sobrino y tío, amigo y amiga, hermano y hermana, o cualquiera que sea la relación que se tenga, mientras median entre los dos, vida, libros, gozo y lecturas de aquellas que salvan la vida, a partir de la seguridad que nos brinda comprender que la imaginación y la palabra nos vuelven infinitos. Comentarios más adelante en la publicación, Sebastián me hizo un regalo enorme cuando me dijo: "...cuando lo leí, me imaginaba que tú eras el Tío Paco y yo el Sebastián de la novela..." La comparación era enorme si se me pone junto a ese personaje, inspirado en parte en un gigante que lleva por nombre Paco Ignacio Taibo II, hermano de Benito, 11 años mayor que él y a quien mucho quiero y admiro.

Yo he sido amigo de Victoria y su hermano desde una gira que compartimos a Costa Rica hace algunos años, de la que guardo una foto en la que los dos lucen su sonrisa sanadora; él tiene puesta la camisa verde con la que bailó esa noche y yo la cerveza número 18 de aquel día. Nos hemos encontrado algunas veces más por casualidad y otras por destino, pero siempre las charlas entre Sebastián Galindo y yo tienen tres temas principales: los libros, la VIDA (con mayúsculas) y las riquezas que nos dispone la amistad. Aunque he querido, no he alcanzado a ser en realidad como el Tío Paco con él, pero él sí ha sido el gran Sebastián de la novela de su vida. Estoy convencido que los libros le han dado luz y lo han ayudado a resistir, y desde ahí, cuando "las flechas de los persas oscurecen el cielo", él se arma de valor para pelear a la sombra. Mañana librará una batalla profesional y por la noche irá triunfante al concierto de su banda favorita de la mano de Victoria, lo sé porque las Termópilas suceden todos los días en su valle, pero él siempre es una persona normal en su mundo, donde la norma es ser feliz. Gracias Sebastián, por el ejemplo y por los libros que hay de puente en esta amistad donde honro los momentos vividos, desde el fondo de mi alma. Jamädi...

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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