Siguiendo el ritmo de las alegres notas de acordeones del norte, los resultados del proceso de elección de jueces del 1 de junio de 2025, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se resolvieron en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
No hubo otra manera de elegir a nueve ministros de la Corte; dos magistraturas de la Sala Superior del TEPJF; 15 magistraturas de las Salas Regionales del TEPJF; cinco magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial; 464 magistraturas de circuito y 386 jueces de distrito. En total, 881 personas.
La Sala Superior del TEPJF, con base en el proyecto del magistrado Felipe Alfredo Fuentes Barrera, resolvió que el acuerdo del Consejo General del INE no vulnera estándares constitucionales ni convencionales, pues no implica restricción alguna de derechos fundamentales.
Dice además que el acuerdo no establece, en absoluto, que los ciudadanos tengan prohibido acudir a votar con anotaciones, guías, impresiones, fotografías o cualquier otro tipo de apoyo, ya sea en formato físico o digital, para recordar los nombres o números de las personas candidatas por quienes emitirán su sufragio.
Por supuesto, la interpretación jurídica acordada por la Sala Superior del TEPJF no es literal, como sí lo fue la que hicieron algunos abogados y opositores para descalificar el proceso. Esto se debe a que no existe texto sin contexto: jurídico, histórico, cultural, lingüístico, entre otros.
El contexto, en efecto, determina el sentido del texto. Y como señala Umberto Eco: “Ningún texto puede ser interpretado según la utopía de un sentido autorizado, definido, original y final. El lenguaje dice siempre algo más que su inaccesible sentido literal, que se pierde ya en cuanto inicia la emisión textual”.
Sin embargo, por conveniencia política o económica, los abogados discuten la interpretación de la ley sin atender al contexto. Solo por motivos de conveniencia consideran el contexto. Además, el zapateado del 1 de junio, al ritmo del acordeón, no fue exclusivo de los morenistas: todos los partidos y particulares los usaron.