Cultura

El alquitrán y las plumas

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Para Bernardo Baranda

O Brother, Where Art Thou?, la genial película de los hermanos Coen, ocurre en Mississippi en 1937, en medio de la gran depresión económica. En una subtrama política, Pappy O’Daniel es el gobernador que busca reelegirse, representando la continuidad del establishment. Los votantes, cansados de lo mismo en un clima de penuria económica, se entusiasman con la campaña de Homer Stokes, otro miembro de la élite que compite con una plataforma de ruptura con el sistema, prometiendo que se centrará en los intereses del “hombre pequeño”, haciéndose acompañar por un enano en la campaña electoral.

En un evento de Stokes irrumpen por sorpresa los Soggy Bottom Boys, el grupo musical conformado por los fugitivos protagonistas, y el público enloquece cuando comienzan a interpretar el gran éxito del momento, “I Am A Man of Constant Sorrow”. Sin embargo, Stokes reconoce que son quienes habían malogrado una ceremonia del Ku Klux Klan donde debía morir el guitarrista negro de la banda, Tommy, y los desenmascara ante el público, confesando en el proceso su propia pertenencia al KKK. La gente reacciona llevándoselo en un palo para cubrirlo con plumas y alquitrán, y Pappy O’Daniel aprovecha la oportunidad para congraciarse con sus votantes al declararse fan de los Soggy Bottom Boys. Con ello se conjura la victoria de un miembro del KKK y se entiende que la realidad política permanecerá siendo más o menos la misma.

Hay muchas coincidencias asombrosas con la forma en que Donald Trump hizo una exitosa campaña circense contra la candidata del establishment, Hillary Clinton, presentándose como el defensor de las personas comunes que habían sido olvidadas durante décadas por la élite corrupta de Washington, y uno de sus principales eslóganes fue el de “secar el pantano” conformado por dicha élite. En cuanto a lo que se perfila ahora como su potencial caída, al igual que sucede en la película con Stokes, al parecer su simpatía por el supremacismo blanco, su reacción de mano dura ante las protestas raciales derivadas de la brutalidad policiaca, así como su abierta defensa de estatuas y otros símbolos confederados, se encuentran fuera de sintonía con una gran mayoría de votantes que considera que el racismo es un problema estructural de la sociedad estadunidense, y es posible que todo esto juegue un papel determinante en su potencial derrota. Y el candidato que lo sucedería, Joe Biden, básicamente ofrece una vuelta a la normalidad pre-trumpiana, y ha sido criticado incluso al interior de su propio partido precisamente por representar un establishment al que voces más radicales como Bernie Sanders desprecian.

Aun así, si Trump es cubierto de alquitrán y plumas por la vía de las urnas, y echado sin retorno de la vida pública, habrá motivos de júbilo colectivo por lo menos equivalentes a los del filme de los Coen. Faltaría a cada quien precisar quiénes son los actuales Soggy Bottom Boys, que proveerían el soundtrack para bailar y festejar la esperada derrota política del supremacismo blanco.

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Eduardo Rabasa
  • Eduardo Rabasa
  • [email protected]
  • Escritor, traductor y editor, es el director fundador de la editorial Sexto Piso, autor de la novela La suma de los ceros. Publica todos los martes su columna Intersticios.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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