De acuerdo a las previsiones estadísticas y estudios científicos matemáticos, la etapa más crítica de infección de COVID 19 en el país y particularmente en el Estado de México está por iniciar. Pues basta hacer un análisis sencillo de cómo ha ido creciendo el número de contagios y de defunciones en la última semana.
Tal vez pase en una semana más o dos podría declararse la fase tres y entonces las recomendaciones y sugerencias que hoy se hacen para quedarse en casa, se transformen en medidas restrictivas y se empiecen aplicar sanciones a quienes no las acaten tal y como sucede en otros países.
Hasta el momento en un análisis estadístico se puede observar que la tendencia mundial de defunciones por coronavirus es del 5 por ciento con respecto al número de infectados. Pero hay países donde la tasa de morbilidad es más alta a la media mundial, pues alcanzan hasta 10 y 20 por ciento.
El Estado de México y la CDMX junto con Jalisco y Nuevo León, por ser las entidades de mayor número de población serán las entidades donde más casos se registren. Pero no por ello se debe descuidar el resto del país.
Hasta el momento las medidas anunciadas por el gobierno de la entidad han permitido que el número de contagios no se dispare no obstante a que en el territorio mexiquense hay 42 casos registrados y 5 defunciones.
Es lamentable que en ciertos sectores de la sociedad mexiquense vean con desconfianza y descalifiquen las medidas anunciadas por los responsables de la salud. Y peor aún que tomen a la ligera la información y continúen su vida cotidiana.
Hay mucha claridad en los anuncios. La suspensión de actividades no son vacaciones, son días en los que se debe de estar en casa y en esa medida es como se podrá evitar el mayor número de contagios.
Sin embargo, hay quienes en las redes sociales publican los lugares que están visitando y que se están divirtiendo sin ninguna protección y retando a las autoridades a probar que la pandemia es una farsa y es un asunto político.
Es aceptable la postura de algunos sectores de la sociedad que a pesar de que están conscientes de la pandemia, exponen su situación económica que viven al día con día y salen a buscar el sustento de sus familias.
Es un conflicto al que se enfrentan quienes viven al día pues saben el riesgo que corren, pero lo asumen por la urgencia de satisfacer sus necesidades de supervivencia. Sin importarles ya que puedan contraer alguna infección o el virus.
Es una decisión difícil y la autoridad debe entonces buscar una opción para que la gente que vive el día a día, pueda quedarse en casa sin la angustia de que no va a tener que comer.
Y lo crítico está por venir.
Difícil verdad.