Primero, el temor de que el Festival de las Almas ya no se celebrara. Segundo, sí habría evento, pero no en Valle de Bravo. Tercero, se disipó la duda, se confirmó que el pueblo mágico continuaría como el anfitrión de la vigésima primera edición de las actividades alusivas a este encuentro cultural.
Pues bien, sí hubo festival y ayer concluyó. La sede, la misma desde que se celebra este evento. Pero (no falta el pero) la ausencia en casi todos los eventos protocolarios de la alcaldesa de Valle de Bravo, Michelle Núñez.
En la inauguración la edil asistió, acompañada de los integrantes del cabildo y de colaboradores. Tan pronto la secretaria de Turismo, Nelly Carrasco, acompañada de la secretaria de Salud del gobierno del Estado de México, dio por inaugurado el Festival de las Almas y se anunció el recital musical de Eugenia León, la alcaldesa vallesana se retiró del lugar.
Obvio, empezaron las especulaciones. La presidenta de Valle cumplió con asistir a la inauguración y punto. Su Inconformidad obedeció a que no fue contemplada en el programa para dirigir un mensaje previo a la inauguración.
Eso al parecer le molestó y prefirió hacerse a un lado, dejando sólo el apoyo logístico para la realización de los diferentes eventos culturales, deportivos y artísticos que se integraron en el programa del 27 de octubre al 4 de noviembre.
El año pasado la alcaldesa tuvo una participación protagónica en el festival, desde su inauguración hasta en otras actividades y en los conciertos, pero esta ocasión solo se concretaron a invitarla como una espectadora más, agradeciéndole el apoyo brindado por su administración en materia de seguridad y logística para la realización de todas las actividades. Hasta ahí. No más.
Ante la incertidumbre inicial de que se iba a cancelar, al final en conferencia de prensa se hizo formal que habría edición 21 de este evento y la alcaldesa difundió en sus redes.
Por lo anterior es que esperaba tener un papel más protagónico que el de espectadora. Y más aún porque el gobierno del Estado es encabezado por una mujer del mismo partido al que ella pertenece: Morena.
No fue así. Le dieron su lugar como anfitriona. No para que dirigiera el festival, que corrió a cargo de la secretaria de Cultura del gobierno estatal.
La vanidad es la vanidad, los actores políticos lo son aún más, pues saben que cualquier foro es oportunidad para promover su imagen y proyectar sus aspiraciones futuras.
El Festival de las Almas, no es un foro menor, es de carácter internacional, que le sirve a artistas, músicos, actores y a los políticos para proyectar lo que buscan, por eso el que haya tenido un papel tan discreto este año dolió y le pegó a su vanidad.
Pero en política hay revanchas, ya veremos qué viene después de esto. Y cómo la cobra.