El triunfo contundente de Morena y sus aliados en las elecciones federales y locales, colocó a este partido en una posición que hace recordar lo que pasaba en las épocas poderosas del PRI, que se llevaba todo. Y la oposición existía solo para legitimar la acción de gobierno.
Esta posición del partido en el gobierno le permite tener el control absoluto de todo sin necesidad de negociar con la oposición. Y disponer del poder para hacer y deshacer.
La pregunta es ¿realmente hay la intención de aprovechar la circunstancia política actual del partido en el gobierno para cumplir con el proyecto de la mandataria Delfina Gómez y, obvio, de la presidenta Claudia Sheinbaum o será una calca de lo que hizo el PRI en el pasado?
Sin duda, eso lo veremos. Tan pronto empiece a funcionar las nuevas legislatura mexiquense en la que Morena y sus aliados tendrán más que la mayoría calificada para probar cuantas reformas sean enviadas por la titular del Ejecutivo mexiquense, sin cambiarles siquiera una coma.
El reto para quienes están al frente del gobierno es probar que es falsa la sospecha que tienen analistas, líderes sociales y representantes de la sociedad civil de que fue mucho poder y que este puede generar una aplicación desmedida para consolidar al partido del poder y no para servir.
No se puede anticipar que es el regreso al pasado como muchos lo han definido, porque hasta el momento no se ha visto para nada lo que van a hacer, porque aún no entra funciones ni la presidenta electa ni el Congreso federal ni tampoco la Legislatura mexiquense, hay que esperar.
Obvio que se piensa en que el proyecto se cifra en amarrar todo para que Morena se perpetúe en el poder ante el respaldo que tuvo en la jornada electoral.
Es importante considerar que la nueva geografía política del Estado de México, en la que la mayoría de los municipios serán gobernados por Morena y sus aliados y que tendrá el control de la legislatura mexiquense, sin duda alguna implica temor y muchas dudas de qué se cumpla con un proyecto o que se cumpla con la sospecha de perpetuar a un partido por muchos años el poder.
Antes de ser especuladores y generar conjeturas, hay quienes creen que se debe darle el beneficio de la duda a la gobernadora, para que cumpla con un proyecto de gobierno y no de partido; lo mismo a la legislatura, para que cumpla con el respaldo popular y no de partido.
Veremos Quién tendrá la razón, si los que aseguran que se regresa al pasado autoritario Del PRI o los que creen que es una nueva era en la que caben todos, a pesar de que hay un partido hegemónico.
¿Usted qué cree?