Son estas fechas las que nuestras tradiciones nos marcan para recordar a quienes ya no están en este mundo terrenal. Familiares, amigos, conocidos y no conocidos. A todos ellos en la mayoría de los hogares mexicanos se les rinde un tributo, se hace una ofrenda en su honor colocando en ella lo que disfrutó en vida el difunto. Como un homenaje a su memoria y creer que nos visitan del más allá en estas fechas.
Empero, hay en muchos casos donde estas fechas también sirven para alzar la voz y exigir justicia por aquellos a los que la violencia, la inseguridad y la indiferencia de las autoridades, les arrebató la vida y hoy son recordados por sus familiares con un dejo de impotencia porque estuvieron en el lugar y hora equivocados.
Feminicidios, ejecuciones brutales, homicidios dolosos, desapariciones y secuestros, forman parte de la enorme lista de los delitos que se han cometido y le quitaron la vida a muchas mujeres y hombres que hoy se les recuerda con mucha amargura.
Amargura, como los casos de Alondra, Diana, María Cristina, Carolina y muchas mujeres más que fueron víctimas de la violencia de género y que terminó con sus vidas y que hoy, la mayoría de esos casos y muchos más permanecen en la impunidad.
Por las personas secuestradas por la delincuencia y la falta de compromiso y eficacia de las autoridades para debilitar a las bandas y que se les aplique todo el rigor de la ley. Niños, niñas, hombres y mujeres que fueron privados de su libertad en un principio y luego ejecutados tras el pago de su rescate. También a ellos se les recuerda en estas fechas pero exigiendo justicia.
A las familias que perdieron más de un integrante al ser víctimas de los asaltos en su propio hogar mientras estaban en casa tranquilamente, su armonía fue interrumpida por las brutalidades de quienes han perdido todo sentido del respeto por sus semejantes y sin importar nada, acabaron con las vidas a veces por robarse una cartera con 50 pesos o un celular.
Eso vale la vida para muchos, un celular o cincuenta pesos, los delincuentes se indignan cuando su víctima no trae más dinero y cosas de valor y por eso los aniquilan quitándoles la vida.
Por esas personas, también se alza la voz y se exige justicia, que las autoridades realmente hagan valer el estado de derecho y se castigue con firmeza a los responsables de tener a la sociedad mexicana hoy por hoy a merced de los delincuentes y no de la armonía y la paz.
Por las mujeres y niñas que la pandemia las mantuvo en sus casas y que el confinamiento las convirtió en víctimas de la violencia intrafamiliar y sus victimarios aún permanecen impunes.
Un grito más de exigencia de justicia. Para que se castigue a quienes maltrataron y causaron la muerte de personas de la tercera edad, que su único pecado es ser viejo y para esas bestias que los mataron, los ancianitos eran un estorbo.
Si, recordar a los difuntos, pero que estas fechas sean también para exigir que las autoridades judiciales, hagan valer la razón de su existencia y atiendan todos esos gritos de justicia por los que fueron víctimas de la violencia y la inseguridad en todos sus niveles. Y acabe la impunidad en la que se regodean y disfrutan los delincuentes.
Eduardo Garduño Campa