Que las versiones van y vienen luego de la salida de Shamir Fernández del PRI, mientras el alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda, aseguró que jamás se iría del Revolucionario Institucional y porque su partido lo había cobijado siempre, también dejó muy clara su postura de que la gubernatura está presente es su lista de metas políticas, lo cierto es que la dirigencia a cargo de Rigo Fuentes y demás operadores deben estar atentos a cualquier “arruguita en la sábana” para “plancharla” de inmediato, así como ocurrió con Jericó Abramo Masso, es importante hablar con el alcalde porque en cualquier lado se “cuecen habas”.
Que lo cierto es que el partido mostró unidad la semana pasada en Saltillo, primero con Abramo Masso quien prácticamente aceptó que el Secretario de Inclusión y Desarrollo Social del Estado, Manolo Jiménez es “el bueno” y en las fotos aparece muy sonriente a su lado, junto con el líder estatal priista, pero una segunda muestra de unidad, quizá más importante, la representan las fotos en las que el coordinador de los legisladores federales, Rubén Moreira se mostró solidario hacia el mismo Manolo Jiménez, por lo que algunos descartan que el también exgobernador pretenda imponer candidato, como lo hizo en Hidalgo con resultados catastróficos para el tricolor.
Seguramente Rubén Moreira llegó a acuerdos, así sean mínimos, con el gobernador Miguel Riquelme, de cara a los comicios del año entrante. Porque Riquelme expresó el apoyo del PRI coahuilense a su líder nacional, el vapuleado e indefendible de “Alito” Moreno frente a la “persecución política” de la 4T.
Que cuando le preguntaron a Mario Cepeda sobre la repentina salida de Shamir, el hombre terminó sudando “la gota gorda”, así estuvo el regaño que recibió de los “tatamandones” en Saltillo cuando se le ocurrió hacer el berrinche, casi le cuesta la verdadera expulsión y la de la “corte celestial” que tiene detrás de él en encargos tanto políticos, como públicos.
Que el diputado federal Toño Gutiérrez Jardón de plano no se aguantó y dejó caer toda su ira y su rencor contra su ex compañero de bancada, lo catalogó de infiel y traicionero. Advirtió que eso no se hacía y menos con una estrategia basada en los engaños.
