Hace un par de semanas escribí aquí sobre la inviabilidad económica de la política arancelaria del presidente Trump, en particular hacia México. Es simplemente demasiado costosa para el consumidor estadunidense y, por tanto, para un presidente al que la popularidad interna le importa mucho. Por ejemplo, el Instituto Petersen de Economía Internacional, un influyente centro independiente de investigación de EU, estimaba que las medidas costarían mil 200 dólares al hogar típico estadunidense, sin considerar todavía las muy probables represalias comerciales de Canadá, México y China. Los mercados tampoco creían que se fueran aplicar los aranceles, a juzgar por la relativa estabilidad que las principales variables financieras demostraron en el periodo de amenazas.
A pesar de ello, el sábado pasado Trump decidió ejecutar la medida. En esta ocasión los mercados sí reaccionaron. Ante el anuncio, el precio del dólar brincó a 20.68 pesos ese día y alcanzó 21.27 pesos por dólar el domingo, una vez que los mercados asiáticos abrieron. Y los índices accionarios de EU cayeron temprano el lunes, con el Dow Jones Industrial bajando 1.36 por ciento y el S&P 500 -1.66 por ciento a las 10 de la mañana. Al interior del gobierno mexicano se sonó la voz de alerta y la presidenta Claudia Sheinbaum inició un protocolo que claramente tenía ya tiempo de haber sido diseñado.
En lugar de reaccionar de manera visceral o intempestiva, la presidenta envió un mensaje sereno, desmintió calumnias en el comunicado de la Casa Blanca, puso los puntos sobre las íes respecto a la responsabilidad estadunidense en el tráfico de armas que habilita tanto el narcotráfico como la violencia asociada, e instruyó al gabinete a implementar el “plan B”, previamente diseñado ante esta eventualidad. Lo anterior me parece muy importante, pues en lugar de generar un escalamiento anunciando medidas concretas, dejó desde ese momento la pelota en la cancha de EU. El plan b solo tendría lugar si el vecino del norte se empecinaba en continuar con su ruta.
A la vez, el sector productivo mexicano se manifestó en apoyo prácticamente unánime a la presidenta y a México. Todas las cámaras y asociaciones empresariales emitieron comunicados de apoyo y respondieron al llamado de unidad. Por su parte, en EU también hubo reacciones. Desde cámaras de comercio de escala nacional y estatal, hasta economistas de la talla de Larry Summers, icónico ex secretario del Tesoro, rechazaron la medida, calificándola de un daño innecesario y autoinfligido.
La reacción de Trump fue la esperada. El lunes a primera hora sostuvo una llamada con la presidenta Sheinbaum, quien logró los acuerdos que se había planteado. La operación de la Presidenta y el equipo que la acompañó en el trance fue impecable. No solo acordó la suspensión de los ominosos aranceles, sino que además comprometió a Estados Unidos a trabajar en la detención del tráfico de armas hacia México. Esta es la segunda vez que la presidenta Sheinbaum incorpora las demandas de México en los acuerdos con EU. La anterior fue cuando Trump reconoció, tras una llamada previa, que estaba en ellos trabajar para reducir la demanda de drogas.
El acuerdo fue recibido por los mercados de manera muy positiva: ayer martes por la mañana el tipo de cambio se apreciaba a niveles de 20.32 pesos por dólar. Por su parte, las bolsas de valores en México abrieron de manera positiva, con el IPC subiendo 1.54 por ciento, mientras que, el índice FTSE BIVA aumentaba 1.53 por ciento.
La amenaza, sin embargo, sigue latente y el estilo de negociación de Trump seguirá atizando el fuego. Está claro que para México la apuesta ganadora sigue estando en la integración norteamericana, pero en el largo plazo, será importante comenzar con un proceso de diversificación que nos permita tener más opciones ante situaciones críticas. En tanto eso sucede, queda claro que hoy tenemos una presidenta muy a la altura del gran reto que supone ser el principal socio comercial de la primera economía mundial.
Alfa positivo. Por primera vez, las reservas internacionales de México superaron los 230 mil millones de dólares, con lo cual marcaron un nuevo nivel récord, después de aumentar en 749 millones de dólares al cierre de la semana del 24 de enero de 2025, de acuerdo con el Banco de México.