Comunidad

Nuevo amanecer para el sur de Tailandia

El sur de Tailandia ha sido un terreno abonado con sangre y lágrimas durante más de un siglo. 

Las calles de Yala, Pattani y Narathiwat han sido testigos de una violencia que parece perpetuarse. 

La promesa de paz, tantas veces pronunciada, suena hueca en los oídos de quienes han perdido a sus seres queridos. 

El desafío es si las negociaciones actuales pueden romper este ciclo.

El conflicto tiene raíces profundas, se remontan a principios del siglo XX, cuando el acuerdo fronterizo de 1909 entre el Imperio Británico y el entonces Reino de Siam incluyó a las tres provincias meridionales de mayoría musulmana en el territorio de lo que hoy es Tailandia. 

Desde su reactivación en 2004, más de 7.500 personas han muerto y más de 14.000 han resultado heridas.

Se apela a que se avance hacia una solución política que respete la integridad territorial de Tailandia y, al mismo tiempo, permita la pervivencia de la identidad patani a través del establecimiento de alguna fórmula de autonomía o autogobierno en el sur del país.

Ambas partes están negociando y desarrollando una hoja de ruta, denominada Plan Global Conjunto hacia la Paz, que se centra en dos cuestiones principales: 

la reducción de los niveles de violencia en el sur del país y las consultas públicas con actores políticos, sociales y religiosos relevantes y representativos en las tres provincias sureñas de mayoría musulmana (Yala, Pattani y Narathiwat).

Estas consultas abordan las soluciones políticas al conflicto y las cuestiones sustantivas de la negociación, como la forma de gobernanza en el sur del país, aspectos relacionados con la identidad, la religión, la educación, el modelo económico y los derechos humanos.

Esta es la primera vez que se realiza una negociación de este tipo tras casi una década de Junta Militar (2014-2019) o de un Gobierno surgido de la misma (2019-2023).

¿Realmente puede un gobierno civil, después de una década de control militar, transformar el arraigado conflicto en el sur de Tailandia? 

¿Qué garantías existen de que las promesas de reducción de violencia y consultas públicas no sean simplemente para apaciguar a la comunidad internacional? ¿Estamos ante un verdadero intento de reconciliación?

Tenemos que cuidar este proceso de paz. 

Cuidar que las negociaciones no sean meros trámites burocráticos, sino compromisos genuinos para cambiar el rumbo de la historia. 

La reducción de la violencia y las consultas públicas son pasos en la dirección correcta, la paz no se construye en salas de conferencia; se forja en las calles, en los hogares y en las vidas cotidianas de la gente común.


@perezyortiz

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david pérez
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