Las acciones bélicas que están aconteciendo en el territorio ucraniano tendrán consecuencias en todo el planeta. Los efectos económicos ya se sienten en México.
También habrá efectos en la ecología. La naturaleza será dañada, eso es seguro. Solo falta ver qué tan grave será el daño.
La vida animal no será la excepción. El ecosistema planetario se verá trastocado por la guerra.
Además de los vínculos propios de la naturaleza, existen lazos afectivos entre las personas humanas y la vida animal o vegetal. En la sociedad contemporánea, la relación con los animales ha dejado de ser solamente utilitarista o de superioridad.
Cualquier vínculo que abone a la construcción de un sistema de relaciones horizontales y de respeto siempre suman para una cultura de paz.
Compartir la vida en condiciones dignas con animales se ha vuelto más común. Esto ha facilitado para que la vida animal se vuelva importante de la red básica de una persona o un grupo.
Cuando inició la evacuación de familias mexicanas que radican en Ucrania, asistidas por la embajada, se reportó que no les permitieron abordar los autobuses con compañía animal.
La primera respuesta de las autoridades fue que eran restricciones de la compañía contratada para la operación.
La condición de guerra debe permitir todas las excepcionalidades posibles para cuidar la vida.
Una semana después, cuando dicho grupo de mexicanos pudo tomar el avión que los repatriará, la misma Secretaría de Relaciones Exteriores hizo pública una imagen en la que una persona es retornada en compañía de un perro. Al final, parece que sí hubo flexibilidad.
Cuidar toda forma de vida será cada vez más apremiante en el contexto que vivimos.
El último informe de expertos de la ONU para analizar el cambio climático informaron que los daños están ocurriendo de forma más acelerada de lo que estimaban.
Hacer las paces en todos los ámbitos de la vida se vuelve más apremiante en tiempos de guerra.
@davidperes_