El drama de la guerra no es un dilema de posicionamiento, no es cuestión de a cuál actor armado apoyamos.
Es un dilema mucho más profundo. Está en juego la cualidad de nuestra existencia.
¿Nos sentimos más identificados con quienes cometen actos inhumanos o con quienes realizan actos humanitarios?
Es completamente posible y no contradictorio estar en contra de la ocupación del territorio Palestino y de la masacre de su población y, al mismo tiempo, estar en contra de los terroristas de Hamás.
Es completamente posible y no contradictorio estar en contra de la masacre de la población israelí y, al mismo tiempo, estar en contra del actual gobierno israelí que inflige violencia estructural en la región.
Gaza tiene más de dos millones de habitantes.
La gran mayoría no pertenecen al grupo terrorista Hamás, ni los apoyan, ni buscan una salida radical al conflicto porque saben que eso pone en riesgo su vida aún más.
Por tanto, existen elementos éticos y legales para exigirle al Estado de Israel que las acciones militares sean las estrictamente necesarias.
El poder letal de las fuerzas militares israelíes es uno de los más grandes del mundo.
Es ético exigirle a Israel que regule sus acciones contra los ciudadanos de Gaza, ya que los ataques terroristas que recibió no justifican ataques indiscriminados.
Es igual de inhumano cuando terroristas asesinan a civiles inocentes que cuando lo hace un Estado.
Hay una exigencia legal porque el Derecho Internacional Humanitario prohíbe la destrucción de bienes indispensables para la supervivencia de la población civil, es decir, la suspensión de agua, luz, alimentos, asistencia médica, etc.
Parece muy fácil apoyar a un actor armado o a otro en redes sociales sin considerar las décadas del conflicto, sus formas de violencia y todos los intereses implicados.
Pero el verdadero dilema frente a la guerra es quiénes somos, qué somos, ¿humanos o inhumanos?
@perezyortiz
