Richard Nixon decretó la “guerra contra las drogas”. 51 después, los resultados son de un fracaso escandaloso. Las drogas siguen circulando por las calles y navegando entre continentes por igual.
Colombia ha sido uno de los países más dañados por esta guerra contra las drogas. Sus ciudadanos han vivido de cerca la violencia que genera esta guerra y son estigmatizados cuando salen de su país.
También el ecosistema colombiano ha sido dañado con los químicos se utilizan al atacar campos de sembradíos ilegales. La vida de pueblos enteros se ha visto violentada durante décadas por este motivo.
El actual presidente colombiano, Gustavo Petro, que en algún momento de su optó por la vía de la guerrilla, pero, luego de un proceso de desmovilización, ha dedicado la mayor parte de su vida a la política, dirigió un firme discurso en la Asamblea General de la ONU donde argumentó a favor de detener la guerra contra las drogas.
“Vengo de un país de belleza ensangrentada…, ¿Cómo puede erupcionar la biodiversidad de la vida con las danzas de la muerte y el horror?, ¿quién es el culpable de romper el encanto con el terror?”, denunció el presidente Petro.
“Por perseguir la hoja de la coca mueren un millón de latinoamericanos asesinados y encarcelan a dos millones de afros en América del norte”, continuó.
“No importa el grito de los científicos bautizando la selva como uno de los grandes pilares climáticos, para las relaciones del poder en el mundo la selva y sus habitantes son los culpables de la plaga que las azota”, sentenció.
El presidente colombiano relacionó la adicción a las drogas con la adicción al petróleo y al carbón.
Ya que estos dos son pilares de una vida de consumo irresponsable, no sostenible e irracional.
La conservación de la armonía de las distintas formas de vida exige detener la guerra contra las drogas.
Detener esta guerra sin resultados efectivos y emprender políticas pacíficas.
“No hay paz total, sin justicia social, económica y ambiental.” Finalizó, Petro.
@davidperes_