Este año se llevarán a cabo elecciones presidenciales en México. Como en otras regiones del mundo, este proceso democrático, desde sus primeras fases ya en marcha, no se ha librado de una polarización intensa.
Tanto desde la actual administración federal encabezada por Andrés Manuel López Obrador como desde los diversos sectores de la oposición, la narrativa dominante hasta ahora se caracteriza por tener pocos argumentos y muchas descalificaciones personales.
Ante este escenario institucional, es éticamente urgente que la ciudadanía en general no participe en esta narrativa de violencia verbal.
Dejar de consumir y reproducir la violencia política debe ser un objetivo prioritario en la agenda de cultura de paz de este año.
Existen diversas opciones, por ejemplo:
No repetir sin antes cuestionar. En una democracia, es normal que cada individuo se identifique más con alguna propuesta política. Sin embargo, no es normal asentir por simple simpatía.
Cada argumento debe ser cuestionado independientemente de quien lo exprese.
No faltar a la razón. Es prácticamente imposible que un gobierno haya hecho todo mal o todo bien.
Los aparatos gubernamentales y la función pública son sumamente complejos y diversos. Un argumento razonable evitará generalizaciones.
Evaluar por fragmentos. Se puede argumentar un desacuerdo a partir de un programa concreto o de una omisión específica.
A partir de ahí, revisar qué es una acción puntual y qué es una práctica sistemática.
Argumentar la filiación. El marketing político que alimenta la polarización hace un uso excesivo de las emociones.
La tendencia es a identificarse con una plataforma política como si fuera un equipo de fútbol.
Busca un vot apasionado y no racional.
Expresarse sin violencia. Es muy peligroso para una democracia que la sociedad prefiera no hablar para evitar expresar las diferencias de pensamiento.
No obstante, esto nunca justifica el uso de la violencia.
Es imperativo que hablemos, que discutamos, que manifestemos nuestros desacuerdos, que expresemos nuestros argumentos, pero siempre desde el respeto a la dignidad de toda persona.
@perezyortiz