Lapidaria fue la expresión del Alto Comisionado de la Federación Mexicana de Futbol, aludiendo claramente a Jaime Lozano, en lo que supuestamente era una charla socarrona entre el empleado de Televisa a cargo del balompié mexicano y un reportero.
Si ese lamentable comentario fue una “broma”, es una estupidez mayúscula. Si no lo fue, exhibe la falta de ética y lealtad en el lupanar futbolero denominado FMF. El entrenador de la selección mexicana llega sentenciado al único torneo serio que encara el “equipo de todos” rumbo al mundial en casa: la Copa América.
Todos esperan que fracase Jimmy Lozano y en el “círculo de espera” está un viejo conocido que nunca logró nada relevante con la selección: Javier ‘El Vasco’ Aguirre. Aunque el entrenador que acaba de salvar al Mallorca lo niegue, la cercanía con Juan Carlos ‘La Bomba’ Rodríguez y su grupo, lo convierten en un candidato natural para suceder al actual entrenador del combinado mexicano.
El partido de mañana ante Jamaica es fundamental, una buena victoria le daría mucha tranquilidad al equipo nacional y sería un paso decisivo rumbo a la calificación, empero, una derrota, sería el desahucio futbolístico para una selección que hace mucho tiempo dejó de jugar bien y que ha extraviado cualquier atisbo de rumbo deportivo.
Hasta ahora, muy pocos argumentos podrían salvar a Lozano. México no tiene un estilo de juego y los resultados no acompañan, la calificación a la justa continental fue dramática y estuvo rodeada de polémica. A todo ello habría que agregar la sed de revancha que tiene la mancomunidad del futbol mexicano (Orlegi/Azteca) y la traición que se está cocinando en el bando que detenta todo el poder desde hace más de 60 años.
El mentado “cambio generacional” en la convocatoria de México, no es otra cosa que un intento de “limpia”. El problema de la sacudida en el plantel, es que la renovación del mismo no significa la aparición de verdaderas caras nuevas y jóvenes promesas, porque no las hay. Mientras en Europa o Sudamérica las figuras jóvenes son futbolistas con 100 partidos internacionales y menos de 20 años, en México tenemos como referencia de “menores” a la sub 23.
No tiene explicación lógica que no estén el máximo goleador mexicano de la liga: Henry Martín, y el portero que se desempeñó como titular durante prácticamente todo el ciclo: Guillermo Ochoa. Si los “nuevos” no dan el estirón y los resultados no acompañan, el primero que estará en la tablita es el entrenador. Se avecinan los nubarrones.
Apenas antier, los directivos del futbol mexicano aparecieron para un enésimo intento de lavado de cara y propusieron reformas estructurales que no lo son, con planes a ejecutar que no tienen certeza de cómo llevar a cabo. El sistema comienza a dar sus frutos podridos en lo macro con el nivel futbolístico y eso no es culpa del que “se va a correr solo”, sino de los ineptos que lo pusieron a él al frente de la selección. Incluido el plenipotenciario “Alto Comisionado”.
