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El equipo de México.

El Pachuca recibió duras críticas durante la primera década del siglo por autodenominarse “el equipo de México”. Un eslogan demasiado pretencioso para un club que acababa de dejar de ser un “ascensor” del futbol mexicano y daba sus primeros pasos como protagonista.

El Guadalajara, la máxima tradición de nuestro balompié, o el América, el club más ganador del mismo, parecían los principales aludidos por un pequeño equipo de una pequeña ciudad. No obstante ser considerada la “cuna del futbol mexicano”, Pachuca era una plaza fría y sin demasiada relevancia. Su parcialidad no pesaba y los “grandes” pintaban con sus colores la grada del estadio Hidalgo.

Empero, a la sombra del poder político estatal, se comenzaba a erigir una nueva potencia del futbol mexicano, un equipo que sería capaz de ganar varios títulos de liga, de levantar un trofeo sudamericano… y lo más importante: consolidarse como la mejor escuela de nuestro balompié.

A diferencia de otros clubes históricos que también fungieron como simiente de grandes generaciones, el Pachuca rompió con un paradigma: que el futbolista no podía recibir una formación integral.

Poco a poco crecieron las fuerzas básicas del club, se consolidó y hoy es el modelo a seguir. Cuando los padres de los futbolistas en ciernes tienen que tomar una decisión respecto a dónde forjar la carrera de sus hijos, el Pachuca se ha convertido en la primera opción.

Desbancó a la tradicional e histórica cantera de los Pumas, a la poderosa y célebre escuela del América, y también ha dejado atrás a los productivos semilleros de los equipos de Guadalajara.

El Pachuca es el equipo que más jóvenes debuta, el que a más temprana edad los debuta y sobre todo: el único que los consolida en el máximo circuito.

Esa forma de trabajar se ha consolidado como un modelo de negocio. El Pachuca debuta, consolida, vende y en ocasiones, exporta a sus joyas. Es el mismo esquema con el que alguna vez trabajó Universidad Nacional.

Los Tuzos pueden dejar de competir por el campeonato algunos torneos, en otros, como el Clausura 2024, apenas meterse por la vía del repechaje, pero respetan un estilo de juego, mantienen una filosofía y siempre están de regreso para competir al máximo nivel.

Después de algunos años, pueden ganar un campeonato y sus finanzas suelen estar boyantes gracias a la venta de jugadores. Debe ser de las pocas organizaciones en el futbol mexicano que operan con números negros.

Encontraron en Guillermo Almada al personaje ideal para terminar de moldear a los cadetes que han sido la columna vertebral de dos camadas emergentes en apenas tres años. La primera ya ganó un campeonato de liga, la segunda, va en pos del título de la Concacaf.

Resulta inevitable y hasta doloroso preguntarse qué suerte le hubiese deparado a la selección mexicana en manos de Guillermo Almada. Los bandos dentro de la Federación le cerraron la puerta a quien representaba una verdadera opción de cambio en el fondo y en las formas.


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David Badillo
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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