Con el evento de ayer que por cierto a más de uno si desquició, se dio inicio al periodo de festividades para la Semana Mayor, algo adelantado, por cierto, pero lo importante como diría un buen político, es que el pueblo se reunió y festejó.
Pasados por agua porque llovió gente de diferentes municipios desfilo sobre todo allá en Plaza Juárez, para pasar frente a Don Julio y su comitiva invitada, ataviados con disfraces representativos uno a uno los contingentes fueron desfilando, varios deteniéndose junto al gobernador para sacarse la fotografía del recuerdo y después continuar su recorrido.
Algo desordenado desde mi punto de vista, poco cuidado, con gente atravesándose de un lado a otro de la avenida y en ciertos puntos rebasada la seguridad del evento, pero lo importante como lo dije se cumplió, que fue entretener a la ciudadanía haciendo eco de que con estos eventos se preservan nuestras tradiciones.
Y es que hablar en nuestros días de la palabra carnaval, es remitirnos a la diversión, a bailes, música, juegos y en algunos casos alcohol, cada país los tiene, los celebra de acuerdo con sus costumbres, estilos y tradiciones, que reflejan fehacientemente la cultura de cada lugar.
En nuestro país como en muchos más, la época de carnavales empieza antes de la cuaresma cristiana, y la característica más común es que se trata de un periodo donde se permite el exceso, antes de meterse de lleno a la cuestión religiosa, para expiar los pecados en el famoso miércoles de ceniza.
Por cierto, a los que el carnaval parece que se les acabó, son a todas las dependencias estatales y gobiernos municipales que ya los exhibieron por no comprobar varios millones de pesos.
Con guadaña desenfundada Don Jorge Valverde de la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo, entregó su informe de la fiscalización de la cuenta pública, donde encontró que más de 300 millones de pesos faltan por solventar, al parecer hay funcionarios que todavía no entienden, qué el exceso se acabó.