El 28 de febrero del 2020, el Gobierno de México anunció oficialmente el primer infectado oficial por Covid-19, que para ese entonces seguro ya había miles más, el 18 de marzo se empezó a informar ya de las primeras muertes por el virus, que iban por el orden de cientos, dos días después, el 20 de marzo se suspendieron las clases en todo México, para ese entonces la Organización Mundial de la Salud ya había declarado la pandemia de manera oficial, el 23 de marzo apareció “Susana Distancia”, el 24 llegó la fase 2 de la contingencia y el 30 de ese mismo mes nos mandaron a encerrar, nadie imaginaba en aquel entonces todo lo que vendría.
A 60 meses de ese suceso pareciera que es un vago recuerdo, pero para muchos fue de los momentos más terribles para recordar, millones de muertos en el mundo y cientos de miles en nuestro país.
Los impactos han sido muchos, además de los de salud, están los económicos ya que miles de negocios quebraron, gente perdió empleos y tardo años en recuperarse, pero sobre todo están los sociales y educativos, la nueva normalidad nos llegó de frente y creó nuevas costumbres, la gente hoy a diferencia del pasado tiene mucho más cuidado en higiene y salud, procura además si se encuentra enferma, considerar al otro, usando cubrebocas o de plano ya no saliendo a la calle como antes; este cambio por supuesto que es de celebrarse, no así el cambio educativo, según la OCDE, para nuestra América Latina la pandemia trajo como consecuencia un rezago educativo considerable de hasta casi 4 años.
Se menciona que en la actualidad más de la mitad de los niños de 15 años en nuestra zona geográfica desconocen los contenidos educativos mínimos que deberían saber manejar, fueron los niños los que fueron impactados en gran medida con ese confinamiento, problemas emocionales, sobre todo, y hoy a 5 años, aun en México no se ha resarcido el daño que se provocó, vamos ni siquiera hay claridad para determinar el grado de rezago escolar y qué hacer con esto.