Cultura

Selma

  • Perfil de mujeres
  • Selma
  • Coral Aguirre

Hay destinos como los de la mayoría de las creadoras que a pesar de la excelencia de su obra, discurren entre la anonimia más cruenta o el olvido o soslayo de quienes, generalmente sus colegas, especialistas, críticos, intelectuales abocados al conocimiento de las humanidades, hombres todos ellos, no las nombran a sabiendas.

Un caso así, entre otros muchos, son los dos primeros premios Nobel destinados a mujeres, en la centuria pasada. Gracia Deledda, de quien ya me he ocupado aquí, y Selma Lagerlöff (1858-1940). Recién en este siglo ha comenzado a traducirse su obra y a extenderse así su nombre y producción. Sin embargo, si uno pregunta por ella pocos atinan a dar con una respuesta.

A causa de una lesión de nacimiento que le impedía jugar como los demás niños, se vio reducida al campo de las letras. Lo que en principio significa un obstáculo, fue no obstante el acicate para desarrollar una inclinación a los libros que la puso en contacto con los más grandes escritores de textos infantiles: los hermanos Grimm, Andersen y luego (pasado obligado pues yo también lo experimenté) Walter Scott, Alejandro Dumas hasta despertar por entero con Jack London o algún escritor con este perfil.

Eran tiempos en que los adultos nos contaban historias después de cenar, nos leían cuentos y como niñas y niños que éramos soñábamos con las más extraordinarias aventuras entre las cuales los viajes eran imprescindibles. Por eso mismo Selma cuenta con un acervo de gran fantasía y belleza, y en su país de origen, Suecia, ha sido la maga que encantó a generaciones infantiles hasta el presente. Son relatos que mezclan precisamente lo mágico con lo místico, lo cual significa que sus relatos pueden ser profanos o cristianos, como corresponde a un verdadero artista.

Teniendo en cuenta sus características y sus inclinaciones fue maestra, y estimulada por el éxito de su primera obra El cuento de Gösta Berling, con un romanticismo de joven literata bajo la influencia de sus lecturas, gana su primer premio. De allí a dejar su oficio educativo para lanzarse a pleno como escritora, un solo paso. Liberada de los lazos de horarios y deberes del compromiso laboral, en principio se dedica a viajar. Cada viaje le aporta una reflexión, una nueva cauda de pensamientos para su obra y su filosofía. De modo que en 1897 escribe Los milagros del Anticristo, donde debate ideas sobre el socialismo y el catolicismo. Del mismo modo su viaje a Palestina le regala ideas para su gran novela Jerusalem, de fuerte carácter épico, donde enfrenta las ideas más conservadoras a la libertad de expresión y libre albedrío. El público latinoamericano conoció esta obra sin advertir que el guión estaba basado en la gran novelista Selma Lagerlöff, a causa de la película filmada por Bille August con el mismo nombre en 1996, en la actualidad difícil de hallar.

Mientras tanto no todo fue propicio para Selma, antes de abandonar su carrera de maestra, su familia había perdido la propiedad comunal y tuvo que ir a vivir con una tía. Precisamente fue su empecinada escritura la que salvó a la joven escritora de muchas vicisitudes.

Su obra por fin alcanzó la fama que se merecía apoyada por gente muy importante que había reparado en sus obras, aunado al efecto que ellas tuvieron sobre la población lectora. En 1909 le es concedido el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose de esta manera en la primera mujer en recibirlo. Dicho premio se había instaurado por Nobel, amante de las letras y mecenas de las mismas, y el primer galardonado fue el poeta francés Sully Prudhomme en 1901. Vale señalar aquí que la segunda mujer en obtenerlo en 1926 fue la sarda Grazia Deledda, y que nuestro primer premio Nobel fue la poeta chilena Gabriela Mistral en 1945, siendo la quinta mujer en obtenerlo. Hasta el día de hoy se han entregado solo 15 Nobel a mujeres escritoras y 102 a hombres de la misma profesión. Y ya que hablamos de premios Nobel para las mujeres, es bueno subrayar que mucho tiempo después y cuando ya había fallecido Selma, Nelly Sachs también galardonada con el mismo premio, en su discurso a la Academia sueca habría de señalar que “En el verano de 1939, una amiga alemana vino a Suecia a visitar a Selma Lagerlöf para pedirle que encontrase un refugio para mi madre y para mí (...). En la primavera de 1940, después de meses tortuosos, llegamos a Estocolmo. Ya se había producido la ocupación de Dinamarca y Noruega. La gran novelista ya no estaba”. Selma había salvado del nazismo a otra Nobel del futuro. Desde siempre, desde la impronta que marcó en ella aquellas lecturas de su infancia, el arte de las letras había grabado en su corazón y su conciencia las más altas virtudes que completan nuestra humanidad, la compasión, la comprensión, la inclusión de y por cada vida, cada ser humano, que como tú yo pertenecemos a la utopía del Nosotros.

No es casual que su corazón se haya roto en 1940 ante el embate del nazismo que amenazaba terminar con su raza. 


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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