“Nunca te quejes y nunca explicarás” – Henry Ford.
Recién tuve una reunión con un supervisor de un centro de atención al cliente. Me contaba que tiene una situación complicada porque su gente no ha se ha alineado a algunas nuevas políticas de la empresa, y han externado su inconformidad de muchas maneras, lo que hoy ya representa un problema (para él). Durante la plática yo fui haciendo preguntas, y, obviamente, las “red flags” aparecieron.
Hay que entender que, en la pospandemia, las organizaciones están llamadas a reaprender y redefinirse, así como buscar el equilibrio suficiente y viable que les ayude a vivir experiencias de crecimiento, no solo racionales y cuantitativas, sino emocionales y cualitativas. Si no son capaces de plantar un sistema humano y congruente, vivirán las consecuencias al fallar en la conformación del binomio estratégico de procesos y personas.
Aclarando la frase de Ford: si no te gustan cómo están las cosas, cámbialas; si no estás dispuesto a tomar decisiones para cambiarlas, acéptalas. La queja es una expresión de la incapacidad para gestionar emociones y sentimientos; la generación de propuestas demuestra tu capacidad de poner el juego las habilidades y competencias que tienes.
Sobre eso, y en relación al caso del principio, los temas que hay que atender son: motivación, gestión, accountability (propio sentido de responsabilidad), empowerment y comunicación… ¡obviamente!
El tema no es menor, y tampoco exclusivo. Ese juego de habilidades duras vs. blandas hoy ya no es vigente. Hoy, la clave es identificar cuáles duras y cuáles blandas son estratégicas para tu modelo de negocio y construir un sistema funcional procesos – personas que genere resultados.
Así que sé responsable y date tiempo de definir la combinación ideal para tu organización. Éxito.
