En esta temporada de semi encierro he dedicado tiempo a revisar libros que han sido útiles en el proceso de construir mi metodología de asesoría, y en uno de ellos me reencontré con la siguiente afirmación: “La labor del departamento de marketing es integrar al cliente dentro del diseño del producto y crear un proceso de interacción que dé solidez a la relación”. Pienso que si esto fuera así de claro en algunas organizaciones, mucho de mi trabajo sería más sencillo.
A pesar de que la exponga y difunda de diferentes formas, o que lo diga tal o cual experto, gurú o whatever, la esencia de lo que marketing debe hacer se centra en dos premisas que van siempre juntas: 1. ayudar a la empresa a tener utilidades, y 2. partir de las necesidades del mercado meta para generar satisfactores.
Lo he comentado en diferentes ocasiones, pero te lo repito: los resultados que obtendrás serán muy diferentes dependiendo del enfoque que uses para crear tu oferta de productos y/o servicios, desde ‘esto hago y te lo vendo’, hasta ‘sé qué necesitas y te ofrezco esta opción’. Si ambas afirmaciones te parecen iguales, ‘Houston, tenemos problemas’.
Tener herramientas para escuchar al mercado siempre será una de las mejores decisiones que puedas tomar, y créeme que si son bien manejadas te podrían dar una ventaja competitiva importante.
Implementar una metodología de afuera hacia adentro impacta en todos los niveles de una empresa.
Por ello, esta es una decisión de cultura organizacional que debes tomar con calma, pero muy en serio, porque implicará cambios en procesos clave, sobre todo, en el de toma de decisiones.
Analiza y reevalúa tus procesos actuales, y crea escenarios sobre qué tanto podría cambiar el destino de tu empresa aplicando este enfoque, igual y te llevas una buena sorpresa. ¿Platicamos?