si algo está descontextualizado en el ámbito de negocios es el concepto de creatividad. En el colectivo se piensa que la gente creativa pertenece a ciertas áreas de la empresa (como Marketing, Diseño y Publicidad), y se pierden de aportaciones geniales del personal que trabaja en Producción, Contabilidad o Recursos Humanos, por mencionar algunas.
Cuando hablamos de generar propuestas innovadoras para la empresa, suele excluirse a personas cuya labor se centra en procesos lógicos. Y es que, parafraseando a Edward de Bono, maestro del pensamiento creativo, toda nueva propuesta puede morir cuando se le intenta interpretar con pensamientos estructurados, objetivos y cuantitativos; cuando esto pasa se boicotea cualquier ejercicio pro innovación.
El asunto se resuelve promoviendo en ti y tu gente el pensamiento lateral, cuyo objetivo es crear movimiento, salirse de límites preconcebidos, rompiendo la inercia y generando propuestas, independientemente de los formatos y estructuras operativas actuales. No se trata de desechar, sino de evitar condicionar la mente a rechazar todo con base en los patrones aprendidos por el desempeño de funciones. Las técnicas y herramientas del pensamiento lateral buscan romper la rigidez con la que fuimos “capacitados” y “condicionados” por procesos de enseñanza aprendizaje que tuvimos, recuperando la perspicacia e ingenio innatos.
Entonces, ¿qué debieras hacer para que la creatividad se vuelva una herramienta y no una ocurrencia? Uno: promueve, asiste y/o participa en actividades de alta carga de innovación, relacionados o no con tu área profesional. Dos: cuestiona tu proceso de toma de decisión y ábrete a otras posibilidades, usa aquello de ‘¿y qué tal si…?’ Y tres: persevera, no te rindas, la constancia dará frutos evidentes, ya verás. Éxito.
En el colectivo se piensa que la gente creativa pertenece a ciertas áreas de la empresa (como Marketing, Diseño y Publicidad), y se pierden de aportaciones geniales del personal que trabaja en Producción, Contabilidad o Recursos Humanos, por mencionar algunas.
Cuando hablamos de generar propuestas innovadoras para la empresa, suele excluirse a personas cuya labor se centra en procesos lógicos. Y es que, parafraseando a Edward de Bono, maestro del pensamiento creativo, toda nueva propuesta puede morir cuando se le intenta interpretar con pensamientos estructurados, objetivos y cuantitativos; cuando esto pasa se boicotea cualquier ejercicio pro innovación.
El asunto se resuelve promoviendo en ti y tu gente el pensamiento lateral, cuyo objetivo es crear movimiento, salirse de límites preconcebidos, rompiendo la inercia y generando propuestas, independientemente de los formatos y estructuras operativas actuales. No se trata de desechar, sino de evitar condicionar la mente a rechazar todo con base en los patrones aprendidos por el desempeño de funciones. Las técnicas y herramientas del pensamiento lateral buscan romper la rigidez con la que fuimos “capacitados” y “condicionados” por procesos de enseñanza aprendizaje que tuvimos, recuperando la perspicacia e ingenio innatos.
Entonces, ¿qué debieras hacer para que la creatividad se vuelva una herramienta y no una ocurrencia? Uno: promueve, asiste y/o participa en actividades de alta carga de innovación, relacionados o no con tu área profesional. Dos: cuestiona tu proceso de toma de decisión y ábrete a otras posibilidades, usa aquello de ‘¿y qué tal si…?’ Y tres: persevera, no te rindas, la constancia dará frutos evidentes, ya verás. Éxito.