La anhelada soberanía científica solo se logrará, obviamente, con más científicas y científicos en México, con oportunidades laborales para desarrollar sus investigaciones y, de paso, mejor pagados. Si esa es la meta, no vamos por buen camino.
El número de investigadores por millón de habitantes en México es de los más bajos en América Latina: apenas 315. Argentina tiene 1,211; Brasil, 887; y Uruguay, 696(UNESCO). Si ya hablamos de países desarrollados, Corea tiene 7,900 investigadores por millón de habitantes. Nótese que este país asiático, en los años 80´s, tenía un nivel de desarrollo similar al nuestro y ahora es una potencia científica: registra 14 veces más patentes que México (218,975 vs 15,941). Como la 16°economía mundial, México no merece ese rezago.
Para acercarnos a los niveles de Brasil y Uruguay, requeriríamos alrededor de 40 mil nuevos investigadores en el SNI del CONACYT. Probablemente hacía allá apunte el aumento presupuestal para el SNI, del 26%, en el PPEF 2022; el mayor incremento en 10 años. Es una buena señal, pero no será suficiente si no se complementa con otras políticas, principalmente el impulso al posgrado en México.
Si bien la matrícula de educación superior prácticamente se ha duplicado en los últimos 10 años, llegando a 5 millones de estudiantes, la participación del posgrado sigue siendo muy baja. Solo ocho de cada 100 estudiantes universitarios están en posgrado y sólo uno de cada 100 está cursando un doctorado. Esta relación no ha cambiado en la última década.
Formamos pocos investigadores y a quienes formamos se concentran en áreas “tradicionales”; las áreas STEM son nuestro gran pendiente.
Según la UNESCO, en México solo 12% de los estudiantes de posgrado están en áreas relacionadas con la tecnología, las ingenieras o las matemáticas; muy poco para un país que aspira a la soberanía científica y la innovación tecnológica.
Es impostergable una gran reforma al posgrado en México, de la mano de las universidades, que al menos lleve a duplicar el número de estudiantes y futuros científicos, sobre todo en áreas STEM. Si no damos pasos claros, la soberanía científica será una mera utopía.
Iván Moreno
carlosivanmoreno.wordpress.com