No hay condiciones sanitarias para abrir las escuelas porque muchos gobiernos no las han generado, no porque la educación sea una actividad inherentemente más peligrosa. Y no las han generado porque, otra vez, nos damos cuenta de que la educación no es prioridad nacional. Incluso, el responsable del manejo de la pandemia, Hugo López-Gatell, se ha preguntado ¡¿Cuál sería el beneficio de abrir los recintos escolares?! Una joya.
Desde agosto la ONU llamó al mundo a dar prioridad a la reapertura de las escuelas, donde la pandemia esté controlada. Iniciamos octubre y nos preguntamos ¿Cuándo estará controlada en México y en Jalisco? ¿Abrirán primero los estadios que las escuelas? ¿En serio?
El máximo organismo mundial (no la FIFA, sino la ONU) advierte sobre la catástrofe educativa. La UNESCO proyecta un abandono escolar de nivel básico que rebasa los 30 millones de niñas y niños. En México, la SEP estima que son ya 2.5 millones de estudiantes los que no volverán a las aulas. La OCDE afirma que este abandono va acompañado de un aumento del trabajo infantil, los matrimonios forzados y los embarazos tempranos. La ONG Save the Children estima un incremento de 25% en embarazos adolescentes. Asimismo, 400 millones de niñas y niños han perdido acceso a alimentos escolares; en México la cifra es de seis millones de alumnos, probablemente ya en pobreza alimentaria.
Por su parte, el Banco Mundial advierte que los cierres escolares representan reducciones irreversibles en los aprendizajes, habilidades e ingresos durante toda la vida. ¿Están los más pobres realmente aprendiendo en casa? No lo creo. Según la OCDE, en México solo 3% de los hogares en pobreza tienen una computadora conectada a Internet, en contraste con 85% de las familias afluentes.
El asunto es complejo, pero seamos claros: El problema no es que las escuelas sean centros de “supercontagio”, sino que la educación ha sido elegida por muchos gobiernos para cargar con los altos costos de la pandemia, por ser una catástrofe que no se nota, silenciosa. Como lo ha dicho el Nobel de Economía, Paul Krugman, las escuelas están siendo sacrificadas para poder abrir los antros. Cambiemos prioridades.